viernes, 20 de agosto de 2010

Necesidad de límites


ME GUSTAN LOS TRAGOS
 



CRIMEN SOLLICITATIONIS 



MARISELA, EMBARAZO ADOLESCENTE
 



JUEGOS SEXUALES ENTRE CHICAS
 

 

EMBARAZOS EMBARAZOSOS
 



MI HIJITA YA TIENE ENAMORADO
 


Dar a los hijos a manos llenas y sin límites puede generar violencia, incluso en contra de sus propios padres.

Embarazos prematuros, drogas, deserción escolar, robos dentro de las familias y bandas juveniles son sólo algunas de las consecuencias que esperan a los padres que les dieron a sus hijos durante la niñez de todo a manos llenas y/o los sobreprotegieron sin enseñarles el valor de las cosas, del esfuerzo y sobre todo, sin ponerles límites.

Aunque para muchos el término “consentir” puede entenderse como dar cariño o proteger, en la práctica tiene otro significado: sobreproteger, maleducar o malcriar a un niño. El consentimiento y la sobreprotección dan origen al clásico niño malcriado: aquel al que le resuelven todo, cuando ya es capaz de vestirse y comer; crece sin respetar límites, mucho menos a la autoridad —a menos que sea por miedo— no sabe que existen horarios, ni lugares para comer, no conoce reglas o consecuencias claras cuando ésas no se cumplen, no entiende razones por las cuales las normas se deben cumplir.
El que a un niño consiente, está criando a una serpiente
Pese a lo negativo de la sobreprotección, la mayoría de los padres lo ven como una muestra extraordinaria de amor al hijo, sin darse cuenta de que con ello le quitan la oportunidad de sentirse autónomo e independiente, provocando que más tarde no se haga responsable de sus actos.
Cuando los padres dan todo a sus hijos sin imponer límites y disciplina, se vuelven rehenes de ellos.
Cuando los padres consienten se comportan egoístamente porque no enseñan a sus hijos a reaccionar adecuadamente a una situación difícil. En pocas palabras, se evitan el trabajo de enseñar.
Las dos maneras de malcriar a un niño son: dándole cosas materiales sin que realmente las necesite o haciéndose (los padres) responsables de acciones que les corresponden (a los hijos) para estar tranquilos.

Cuando un niño pide y pide, y no está satisfecho, no necesita más cosas ni atención las 24 horas, sino tiempo de calidad.

Las consecuencias

Una persona que es educada así, será poco madura a nivel afectivo, porque está acostumbrada a que piensen por ella y la defiendan, lo que a la larga conduce a que sea irresponsable con las consecuencias de sus actos.
Además, los padres que han dado todo lo que los niños han querido desde su más tierna infancia, sin ninguna negativa, pese a que los caprichos de los niños fueran muy disparatados, están asegurando para un futuro cercano —la adolescencia de sus hijos— un continuo acoso por parte de sus hijos, así como chantajes con las cosas más inverosímiles, desde pedir un regalo para no portarse mal en una futura reunión familiar o para no faltar a la escuela con excusas, pasando por exigir premios por el aprovechamiento en los estudios y por el mantenimiento del poco orden que hay en la casa.

Los niños malcriados son egoistas y sólo se preocupan por ellos mismos.
Al crecer, estos niños y futuros adultos, no sólo se vuelven exigentes, sino egoístas: al tener tanta atención y preocupación por su felicidad, crecen creyendo que sólo ellos son "importantes" y que los demás —empezando por sus padres— están "para servirlos".

La historia de María. 

Amor sin control = hijos tiranos.

María es una viuda de 60 años con dos hijos, una casada y otro, enfermo, que no puede valerse por sí mismo. Además, tiene dos nietos adolescentes que también viven con ella. Tiene osteoporosis, pero aún así baña, alimenta y lleva a su hijo enfermo —ya adulto— a una escuela especial y por si fuera poco, soporta sus malos tratos.
Simultáneamente, atiende y mantiene tanto a sus dos nietos adolescentes como a sus dos hijos.Tiene un auto, pero aún así camina muchas calles para ir a su trabajo porque su nieto usa el vehículo para ir a visitar a sus amigas y a su novia. La nieta se dedica únicamente al novio al que, pese a los regaños de la abuela, lleva a dormir a la casa. No ayuda en los quehaceres al igual que su hermano. Además, ambos roban de su abuela el poco dinero que ésta tiene en su bolsa. Pese a este panorama, María no castiga, no exige y no impone orden porque los "quiere mucho" y prefiere vivir de esta forma que ocasionar que sus nietos se vayan de la casa.
De acuerdo con especialistas, nietos como los de María  —que son un ejemplo real— imponen sus propias leyes en la vida familiar: dan órdenes a sus propios padres y abuelos.
Los padres tienen que pensar que aunque hayan tenido y tengan, una política de consentimiento total de sus hijos, siempre están a tiempo de pensar en nuevas alternativas al desastre educacional en el que están metidos. Ahora casi 100% de los problemas que produce esa mala educación dada, se queda dentro de la familia, pero dentro de muy pocos años, las consecuencias de la mala educación las tendrán que enfrentar con la sociedad. Una sociedad que a la larga no perdona el mal comportamiento.

La historia de Elena. 

Amor desmedido = desastre asegurado

Malena tiene dos hijos mayores, ambos casados y con hijos. Pero su mayor deseo siempre fue tener niñas en lugar de varones. Éste se vio cumplido con el nacimiento de su primera nieta, quien es su adoración. Aunque la niña tiene a sus dos padres, vive con ella, quien la alimenta, la viste, la calza y le cumple todos sus caprichos. Si la niña pide $100 para rentar películas y comprar palomitas, Malena no duda en ningún momento en darle ese dinero. "Es mío y lo gasto como se me de la gana", insiste cada vez que alguien le hace alguna observación sobre lo permisiva que es con su nieta. La niña viste las mejores ropas y zapatos, pero los niños de su entorno no la toleran por caprichosa y egoísta. Ni siquiera sus propios familiares la aguantan por grosera, ya que su abuela nunca la corrije ni la regaña a pesar de su mal comportamiento. A Malena no le preocupa eso, ya que al igual que con sus dos hijos mayores, cuando su nieta sea adulta, le comprará una casa, un auto y hasta le conseguirá empleo.
Cuando son adolescentes, los niños malcriados sufren y se hacen mas vulnerables a problemas como drogadicción, pandillerismo y embarazos precoces, entre otros.
Lo que ignora es que las consecuencias del mal comportamiento de su nieta y de otros niños en la misma situación —que por el momento son percibidas únicamente por la familia— son en muchos casos irreversibles, por llenar a los menores de consentimientos, sin responsabilidad alguna.
Los niños que siempre fueron consentidos en hacer lo que quisieron y que no tienen conciencia de los límites, son desafiantes contínuamente, dan órdenes a sus padres o los ridiculizan delante de otras personas. Quieren continuar imponiendo sus propias leyes incluso llegando a la violencia.
Los embarazos prematuros, la entrada en las drogas, el abandono escolar, los robos en la familia y las bandas juveniles sólo son unas pocas consecuencias de lo que ya se ve venir.

Límites y esfuerzo

Nunca es tarde para empezar y buen inicio es acordar con los niños que es lo que sí y lo que no se puede. Hacerles ver que tienen que ganarse las cosas y que todo tiene un límite que hay que respetar.
Una tarea esencial es enseñarles desde muy temprano el buen manejo del dinero. Si quieren algo extra, que trabajen y lo consigan.
Ver que sus padres buscan su propio bienestar como personas y pareja será un buen ejemplo para estos hijos. Es importante que vean que así como los padres hacen sacrificios por ellos, también merecen privilegios y respeto.
Ya, más adelante, ellos se ganarán esas comodidades pero por sus propios méritos y serán los responsables de su propia felicidad.
Cuando el momento de que trabajen llegue, que aporten parte de su sueldo a la casa, de lo contrario, estarán pegados, cómodos pero poco productivos y, posiblemente, bastante infelices. L.I.


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