Para padres, maestros y profesores
Técnicas para motivar al estudiante
La motivación es necesaria para conseguir una actitud positiva hacia el aprendizaje
¿Por qué tengo que estudiar? ¿Para qué me sirve aprender esto? A algunos alumnos les cuesta mantener una actitud positiva hacia el aprendizaje. Lo consideran tan sólo una actividad obligatoria impuesta por los adultos. Las técnicas de motivación ayudan a familias y docentes a modificar esta conducta e incrementar el interés de los estudiantes por el proceso escolar. Reconocer las tareas, fomentar la autonomía y la autoestima o enseñarles a descubrir los conceptos por sí mismos son algunos pasos para erradicar la desmotivación.
La falta de motivación es uno de los aspectos que se asocia con frecuencia al fracaso escolar. Un estudiante desmotivado muestra menor interés por aprender, no encuentra utilidad a los conocimientos y, en consecuencia, rechaza las vías de aprendizaje que la escuela pone a su disposición. Un alumno motivado, sin embargo, tiene más probabilidad de alcanzar las metas educativas, porque en su opinión el esfuerzo que implica adquirir las competencias escolares tiene sentido.
¿Quién es responsable de motivar a los alumnos? Los docentes y las familias tienen un papel fundamental en el fomento del interés de los niños y jóvenes hacia el estudio, pero esta disposición motivadora está relacionada con aspectos intrínsecos al estudiante, que nada tienen que ver con el contexto en el que se mueve. Los investigadores coinciden en que la motivación es una capacidad que se puede desarrollar si se aplican las estrategias adecuadas en casa y en el colegio.
Motivación en el entorno familiar
La familia es el entorno en el que comienza la educación del niño. El hogar es el principal modelo de valores y conductas que marcarán el desarrollo cognitivo y afectivo del futuro estudiante. Los progenitores tienen la oportunidad de guiar a sus hijos hacia una actitud de motivación y prepararles para que se interesen y disfruten con el aprendizaje.
Los padres que muestran interés y entusiasmo por sus tareas trasmiten a los hijos esta actitud de forma natural
Todo debe empezar por educar con el ejemplo. Los padres que muestran interés y entusiasmo por sus tareas o su trabajo y manifiestan su curiosidad por adquirir nuevos conocimientos trasmiten a sus hijos esta actitud de forma natural. Jesús Alonso Tapia, autor de 'Motivar en la escuela, motivar en la familia', afirma que el comportamiento de los progenitores puede influir en la motivación o desmotivación de sus hijos por aprender. Del mismo modo, es importante adoptar esta disposición en el tiempo de ocio con ellos. Enseñarles a buscar la respuesta a sus preguntas, participar en sus actividades con ilusión y demostrar satisfacción cuando consiguen logros significativos son algunos aspectos que fomentan la motivación.
El ambiente en el hogar también debe incitar al esfuerzo y valorar éste por encima de los resultados. Para que el niño se sienta motivado en sus tareas, es necesario que se adecuen a sus capacidades y que la dificultad aumente a medida que adquiere nuevas competencias. Si se le obliga o incita siempre a realizar acciones para las que todavía no está capacitado, es fácil que se desmotive al comprobar que su esfuerzo no ha valido la pena. Si el niño fracasa o no consigue el objetivo propuesto, es necesario enfocar la solución hacia la superación por medio de la constancia y el trabajo y mostrar confianza en sus aptitudes.
Los padres también pueden influir en la motivación de sus hijos al ayudarles con las tareas escolares
Respecto al aprendizaje formal, Alonso Tapia manifiesta que los padres también pueden influir en la motivación de sus hijos con la forma en que les ayudan con las tareas escolares, de modo que se les enseñe a enfrentarse a los problemas y en la relación que establezcan con sus profesores. Un contacto fluido en el que se compartan objetivos y estrategias favorece el interés de los hijos por aprender.
Motivar en la escuela
En el ámbito escolar, el docente adquiere un papel primordial. Para conseguir que sus estudiantes muestren una disposición positiva hacia el aprendizaje, su actitud no se debe limitar a la transmisión de conocimientos, sino que debe poner énfasis en cómo lo hace. Para ello, cuenta con distintas estrategias para aplicar en el aula, hacer sus clases más atractivas y despertar el interés de los estudiantes por los contenidos curriculares, de modo que al finalizar se sientan satisfechos de haber aprendido algo nuevo.
"Los profesores tienen en el medio escolar la posibilidad de transmitir motivos a los alumnos para esforzarse"
José Escaño y María Gil de la Serna , autores entre otras obras de 'Cinco hilos para tirar de la motivación y el esfuerzo', afirman que los profesores "tienen en el medio escolar la posibilidad de transmitir motivos a los alumnos para esforzarse". Según estos expertos, las intervenciones más importantes que pueden realizar los docentes deben enfocarse a cinco puntos: crear un proyecto personal, despertar interés por el tema de trabajo, fomentar el sentimiento de competencia, mostrar apoyo docente y sentir el apoyo de los compañeros.
Para lograr el objetivo de motivación, Escaño y Gil de la Serna proponen una serie de actuaciones en el aula:
* Relacionar los objetivos de las explicaciones con los objetivos y proyectos de los alumnos.
* Llevar al aula información sobre el mundo real, que trate aspectos laborales y académicos de interés para los estudiantes.
* Comenzar las clases con preguntas, incógnitas o datos que despierten el interés por el tema.
* Fomentar la participación de los estudiantes para que piensen en los temas que ya conocen y muestren su opinión sobre el contenido.
* Ayudar a reconocer y superar la ansiedad y frustración, reconocer sus capacidades y adaptar las tareas a ellas.
* Personalizar el trato con el alumno, dedicarle un tiempo exclusivo para hablar con él sobre temas académicos o extraescolares.
* Proponer trabajos en grupo para favorecer que se ayuden entre sí y aprendan a valorar la labor conjunta de un equipo.
Enseñar buenos modales a los hijos
Los niños deben aprender cuáles son los comportamientos adecuados en diferentes situaciones
Para cualquier padre es una gran satisfacción escuchar que su hijo está bien educado. Es el reconocimiento a una ardua tarea que los progenitores deben iniciar desde muy temprana edad. Inculcar a un niño buenos modales y normas de comportamiento le ayudará en el futuro en su proceso de socialización y le permitirá adquirir valores y actitudes imprescindibles para relacionarse con los demás. La paciencia y el buen ejemplo son las principales herramientas para conseguirlo.
Conseguir que un niño pida siempre las cosas "por favor" o que dé las "gracias" cuando recibe algo no es fruto del azar. Detrás de este logro persiste un importante trabajo educador por parte de las familias. Pero los buenos modales no se fundamentan sólo en estos dos términos. Engloban un conjunto de modelos de comportamiento que, aplicados de forma usual en la vida diaria, reportarán a los hijos una base óptima para relacionarse con los demás miembros de la sociedad e integrarse de modo efectivo en ella.
Los buenos modales pueden parecer algo tan sencillo como un conjunto de reglas sobre la conducta, pero estas pautas están muy ligadas a la educación en valores. Actitudes como el agradecimiento, el reconocimiento, el respeto, la consideración, la amabilidad o la cortesía se reflejan en una buena educación. Como afirma el sociólogo Salvador Cardús en su obra 'El desconcierto de la educación', "no se trata de enseñar normas estrictas, los modelos de comportamiento se aprenden como estilos de vida". La principal herramienta con la que cuentan los padres es el ejemplo.
Ejemplo y reconocimiento
Los modales deben estar presentes en todo momento, tanto en el hogar como fuera de él
Los modales deben estar presentes en todo momento, tanto en el hogar como fuera de él. De nada sirve mostrar a los hijos un comportamiento idóneo en ambientes externos si en casa, con los demás miembros de la familia, no se repiten. Deben entenderse como un proceso paulatino y cotidiano que los niños observen en las personas más cercanas desde muy pequeños y que apliquen ellos mismos a medida que adquieren la madurez necesaria. No consiste sólo en decirles qué no deben hacer, sino también lo contrario: qué deben hacer.
Además de "predicar con el ejemplo", los padres deben mostrar a los hijos los beneficios que se obtienen cuando se hace uso de las normas esenciales de respeto y cortesía. José Fernando Calderero, Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Internacional de la Rioja y autor de 'Los buenos modales de tus hijos pequeños', apunta en este manual que nada ayuda más a un niño "que el reconocimiento, por parte de padres y educadores, de lo que le está saliendo bien".
Si el pequeño tan sólo recibe reprimendas o amonestaciones por no comportarse de forma adecuada y no se le felicita por sus buenas actitudes, no aprenderá a valorar la eficacia social de éstas. Tal como reconoce Calderero, "nada se consigue sin esfuerzo y dedicación".
Principales pautas
La repetición es la clave para que los niños pidan "por favor" y den las "gracias"
"Por favor" y "gracias": la repetición es la clave para que los niños incorporen estas dos palabras a su vocabulario de forma habitual. Desde muy pequeños, hay que utilizarlas al dirigirse a ellos e insistir en que las usen para que las entiendan como una fórmula mágica para obtener sus necesidades y para agradecerlo.
Saludar: un "hola" basta en las edades más tempranas, más adelante se les puede enseñar a incluir detrás de esta fórmula el nombre de la persona que se saluda. Decir "buenos días", "buenas tardes", etc. cuando se llega a un lugar, son costumbres que se deben inculcar de manera progresiva.
Interrupciones: llamar a la puerta antes de entrar, esperar el turno para hablar y no interrumpir las conversaciones de los demás son pautas fundamentales de buenos modales. Ya sea en casa o en actos públicos, los niños deben entender que cualquier momento no es bueno para hablar y que, si es imprescindible, deben pedir permiso para hacerlo.
Cuando estén capacitados, hay que enseñarles a asearse antes de salir de casa
Orden e higiene: el aspecto externo de un niño refleja su modo de actuar. Cuando estén capacitados, hay que enseñarles a asearse antes de salir de casa y mantener la pulcritud en la medida de lo posible, no hay que olvidar que son niños. Es fundamental inculcarles la importancia del orden, tanto con sus cosas como con las pertenencias de los demás y, en este último caso, que aprendan a respetar los objetos ajenos y a no coger nunca nada que no sea de ellos sin permiso.
En la mesa
La comida es uno de los momentos del día en el que los padres deben utilizar sus mejores armas para proporcionar un buen modelo de comportamiento a los hijos. Es imprescindible que, al menos, en una de las comidas del día estén acompañados de los progenitores.
Hay que facilitarles esta tarea. No se puede pedir a un niño que se siente de forma correcta en la mesa si no cuenta con un asiento adaptado a su altura, o insistirle en que coja bien los cubiertos si estos son demasiado grandes para él. Del mismo modo, es necesario evitar durante la comida distracciones (libros, televisión) que le impidan concentrarse.
Para que los buenos modales se reflejen en la mesa, es fundamental enseñar a los niños distintas pautas:
* Lavarse las manos antes de comer.
* Ayudar a poner y quitar la mesa.
* No empezar hasta que todos los platos se hayan servido y no levantarse de la mesa durante la comida.
* Colocarse la servilleta en el regazo y utilizarla siempre antes y después de beber.
* Colocar ambos brazos a los lados sin apoyar los codos.
* No chupar los cubiertos ni jugar con ellos.
* Mantener la boca cerrada mientras come.
* Cortar la comida en pequeños trozos.
* No hacer ruido al sorber los líquidos ni jugar con el pan.
Sanciones a los alumnos
El plan de convivencia de los centros recoge las normas de conducta y las correcciones y medidas que se deben aplicar ante su incumplimiento
Injuriar u ofender a un miembro de la comunidad educativa o falsificar documentos académicos son algunas de las conductas de los alumnos consideradas graves para la convivencia en los centros escolares. Estas faltas y otras calificadas como leves deben corregirse mediante la aplicación de las sanciones que figuran en el reglamento de régimen interno de cada colegio, según las pautas que marca la normativa de las comunidades autónomas.
Una de las partes fundamentales de los planes de convivencia es el reglamento que recoge las normas de conducta que deben respetar los alumnos para garantizar su cumplimiento:
- Asistencia a clase,
- puntualidad,
- respeto a la autoridad del docente,
- trato correcto hacia los compañeros
- cuidado y respeto de los materiales e instalaciones del centro
son algunas de las principales normas que deben atender los estudiantes durante el transcurso normal de la actividad académica para mantener dentro del recinto escolar un clima adecuado.
Las correcciones deben tener un carácter educativo y recuperador y garantizar el respeto a los derechos del resto del alumnado
Los centros, en su reglamento de régimen interno, deben recoger las faltas que se consideran contrarias a las normas de convivencia en función de su gravedad y determinar las sanciones que se pueden aplicar en cada caso, así como los órganos competentes para imponerlas. Las correcciones deben tener un carácter educativo y recuperador y garantizar el respeto a los derechos del resto del alumnado. Tienen que tener en cuenta también la edad del alumno y sus circunstancias personales, familiares o sociales.
Las correcciones pueden atenuarse si se dan una serie de circunstancias, como el reconocimiento por parte del alumno y la reparación espontánea del daño ocasionado o la petición de excusas, pero también pueden agravarse si hay premeditación y reiteración en las faltas, si los daños perjudican a compañeros menores de edad o recién llegados al centro o si implican cualquier tipo de discriminación por motivos de raza, sexo, etnia o discapacidad.
Conductas leves
Se consideren leves las conductas que son contrarias a las normas de convivencia marcadas en el reglamento del centro educativo. Las más frecuentes son las siguientes:
* Faltas injustificadas de puntualidad o asistencia a clase.
* Actos y conductas que perturben el desarrollo normal de las actividades del aula.
* Falta de colaboración sistemática del alumno en la realización de actividades curriculares.
* Trato incorrecto hacia otros miembros de la comunidad educativa.
* Daños leves a instalaciones o material del centro o a bienes de otros.
Cuando las faltas que atentan a las normas de convivencia son leves, se pueden imponer alguna de las siguientes sanciones:
* Amonestación oral o escrita.
* Privación del recreo.
* Comparecencia ante el Jefe de Estudios.
* Realización de tareas que contribuyan a la mejora de las actividades del centro o a reparar el daño causado en las instalaciones o material.
* Suspensión del derecho a participar en actividades extraescolares o complementarias del centro.
* Cambio de grupo del alumno por un plazo determinado (entre una semana y 15 días).
* Suspensión de derecho de asistencia a determinadas clases o al centro por un plazo máximo de tres días. En estos casos, el alumno debe realizar actividades de formación para que no se interrumpa su proceso educativo.
Faltas graves
Se consideran así las conductas de los alumnos que resultan muy perjudiciales para la convivencia del centro:
* Actos de indisciplina, injuria u ofensas graves contra los miembros de la comunidad educativa.
* Reiteración en un mismo curso escolar de conductas contrarias a las normas de convivencia del centro.
* Agresión grave física o moral contra los demás miembros de la comunidad educativa o discriminación grave.
* Suplantación de personalidad en actos de la vida docentes y la sustracción o falsificación de documentos académicos.
* Daños graves causados por uso indebido o intencionado de instalaciones, material o documentos del centro o en bienes de otros miembros.
* Incumplimiento de las sanciones impuestas.
* Faltas reiteradas de puntualidad o asistencia a clase injustificadas.
* Conductas que dificulten o impidan a otros compañeros el derecho a la educación.
* Incitación o estimulación a la comisión de una falta contraria a las normas de conducta.
* Uso indebido de medios electrónicos durante las horas lectivas que perturben la vida académica o lesionen los derechos de la comunidad educativa.
* Uso o introducción en el centro de objetos o sustancias perjudiciales para la salud o peligrosas.
* Grabación, publicidad o difusión a través de cualquier medio o soporte de agresiones o humillaciones cometidas.
Las medidas de corrección para las conductas más graves son competencia del director del centro. Para su imposición, es necesario tramitar de manera previa una audiencia con el alumno y con sus padres o tutores legales, que en caso de desacuerdo pueden reclamar contra las sanciones impuestas en el plazo que determine el colegio.
Las familias pueden reclamar si están en desacuerdo con las sanciones impuestas
Algunas de las correcciones que recogen las comunidades en su normativa para las faltas graves son las siguientes:
* Realización de tareas que contribuyan a la mejora de las actividades del centro o a reparar el daño causado en las instalaciones o material.
* Suspensión del derecho de participación en las actividades extraescolares por un periodo máximo de tres meses.
* Cambio de grupo del alumno.
* Expulsión de determinadas clases por un periodo de dos semanas a un mes.
* Suspensión del derecho de asistencia al centro durante un periodo máximo de un mes.
* Cambio de centro docente. En este caso, la administración competente debe garantizar un puesto escolar al alumno en otro centro educativo.
Cooperación entre familia y escuela, fundamental para el éxito académico
Establecer un vínculo constante y construir unas buenas relaciones influye de forma positiva en los resultados de los estudiantes
Padres y docentes comparten el mismo objetivo: educar a los alumnos. Pero a veces el camino que toman unos y otros para conseguirlo difiere de forma sustancial y es contradictorio. Para alcanzar la misma meta, el centro debe favorecer la participación de los progenitores y proporcionarles los medios necesarios para estrechar los vínculos con los miembros de la comunidad educativa. La cooperación es fundamental para que el desarrollo académico del estudiante sea coherente. Los padres han de implicarse en el funcionamiento de la escuela y participar en las actividades comunes que se propongan.
Padres y docentes comparten la responsabilidad de la educación de hijos y alumnos. Las dos partes deben cooperar y relacionarse para que la trayectoria académica del niño se desarrolle de forma coherente y en una misma dirección.
Todas las investigaciones y estudios realizados en torno a las relaciones entre familia y escuela ponen de manifiesto que mantener un vínculo estrecho y de participación tiene un importante impacto en los resultados educativos del estudiante. Se debe considerar entonces la cooperación entre padres, docentes y centro escolar como una herramienta efectiva para frenar el fracaso educativo y alcanzar el éxito académico.
Por una parte, los estudiantes mejoran sus calificaciones, tienen una actitud más favorable hacia las tareas escolares, mayor autoestima y una conducta y actitud positiva. En el caso de los docentes, se incrementa su satisfacción con la profesión, adquieren mayor compromiso y preparan mejor sus clases. Los padres comprenden en mayor medida los programas escolares, valoran más su papel en la educación de los hijos y mejoran su comunicación con ellos.
Papel del centro
En ocasiones, los docentes se quejan de que las familias no muestran interés suficiente por la educación de sus hijos o no colaboran tanto como se espera de ellos. ¿Pero pone el centro los medios necesarios para esta cooperación? La escuela tiene un papel primordial para lograr que el vínculo entro los miembros de la comunidad educativa sea más estrecho.
El objetivo principal debe ser hacer sentir a los padres que son parte integrante del centro
El objetivo principal debe ser hacer sentir a los padres que son parte integrante del centro. Para conseguirlo, hay que explicarles desde el primer momento el lugar destacado que ocupan en el proceso educativo de sus hijos y la continuidad que deben dar en sus casas al trabajo que se desarrolla en la escuela. Es esencial mantener a las familias informadas sobre el proyecto académico del centro, los cambios que en él se aprueben y las actividades que se organizan durante el curso.
La escuela es responsable del desarrollo e implantación de canales de participación familiar que faciliten el contacto entre padres, docentes y dirección, más allá de las tutorías u otros encuentros formales habituales: talleres, escuela de padres, fiestas escolares o charlas de profesionales, entre otros. Es importante que estas actividades se planifiquen en horarios y fechas en los que puedan participar un mayor número de progenitores, sin que tengan que desatender sus obligaciones laborales.
Implicación de los padres y docentes
Los padres y profesores son los principales actores en el proceso de cooperación entre familia y escuela. Ambos deben mantener una actitud abierta y de participación para lograr que la comunicación sea fluida y eficaz.
Pautas para padres
* Atender la demanda de tutorías o sesiones individuales de los docentes. Preparar con antelación las entrevistas para que sean lo más fructíferas posibles.
* Respetar la figura del docente y valorar sus opiniones y recomendaciones respecto al desarrollo académico o social del estudiante.
* Implicarse en las tareas escolares del alumno en casa e informar a los tutores si surgen problemas importantes en su realización.
* Informar a los docentes o al centro de cualquier alteración familiar o del hogar que pueda influir en el desarrollo académico del estudiante.
* No banalizar delante de los hijos las actividades escolares o emitir críticas negativas sobre los docentes en su presencia.
* Participar en la medida de sus posibilidades en las actividades extraescolares que proponga el centro.
Pautas para profesores
* Interesarse por la situación familiar del alumno para obtener la información necesaria que le ayude a atender sus necesidades individuales.
* Escuchar las inquietudes de los padres y proponerles soluciones e ideas educativas para implementar en casa con sus hijos.
* Utilizar con ellos un lenguaje adecuado y comprensible que les permita entender los conceptos que se tratan.
* Hacer uso de la información e ideas que les trasmiten los padres.
* No llamar siempre a las familias para formular quejas, sino también para mostrar su satisfacción por el buen comportamiento o los resultados positivos del alumno.
* Adoptar acuerdos conjuntos sobre las estrategias académicas más adecuadas para mejorar o mantener el rendimiento académico del estudiante.
¿Sirve de algo repetir el curso?
Los docentes y alumnos sólo consideran esta medida útil
si se complementa con un plan de apoyo individualizado
Repetir curso no es una medida eficaz para mejorar el rendimiento académico de los alumnos. Sin embargo, es una práctica arraigada en gran parte de los sistemas educativos. Así lo apuntan numerosas investigaciones. Para que la repetición tenga un efecto positivo, es necesario que el estudiante reciba medidas adicionales de refuerzo que le ayuden a paliar las dificultades que le impidieron la promoción. La pieza clave es un plan de apoyo individualizado.
Un 42,2% de los alumnos españoles repite curso antes de finalizar la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), según los últimos datos del Ministerio de Educación correspondientes al curso 2007-2008. El número de repetidores, lejos de disminuir, crece: más de 340.000 alumnos de las enseñanzas obligatorias del sistema educativo trataron de superar de nuevo el año escolar. El grupo de estudiantes que no promociona de curso aumenta de forma significativa en secundaria. Sobre todo, se repite 1º y 3º de ESO, con una frecuencia mayor entre el género masculino y en los colegios públicos.
Una medida controvertida
Numerosas investigaciones evidencian que sus resultados no son eficaces
La conveniencia o no de permanecer un año más en el mismo curso académico ha sido motivo de polémica frecuente entre los distintos participantes del ámbito educativo. Mientras el Gobierno y las administraciones autonómicas mantienen la repetición dentro de su normativa como una vía obligatoria para quienes no superen los requisitos curriculares de un ciclo o curso escolar, numerosas investigaciones en torno a esta medida evidencian que sus resultados no son eficaces.
Los principales argumentos en contra de la repetición son los siguientes:
* El rendimiento del alumnado que repite y los resultados académicos son inferiores a los necesarios para promocionar al siguiente nivel. Lo demuestran evaluaciones internacionales, como PISA o TIMSS
* Con frecuencia, los alumnos repetidores tienen un concepto de sí mismos más bajo y una actitud menos favorable hacia la escuela.
* Los docentes tienden a infravalorar a los alumnos que no han promocionado de curso.
* Los resultados del alumno repetidor pueden ser superiores a los logrados la primera vez que realizó el curso. Sin embargo, no son estables en el tiempo y vuelven a bajar dos años después de repetir.
* La promoción automática permite al alumno permanecer con su grupo de edad natural y mantener las amistades.
* Entre los efectos negativos, destacan los relacionados con la socialización y la autoestima: sensación de fracaso, problemas de adaptación al grupo y pérdida de amigos, entre otros.
Argumentos a favor
La opinión sobre los efectos negativos de repetir curso no está generalizada. Varios sectores apuntan las siguientes ventajas de permanecer en un curso si no se alcanzan los objetivos:
* Puede suponer una ayuda para que los alumnos sean más responsables de su trabajo académico
* Permite al alumno adquirir madurez y mejorar las destrezas básicas que evitarán el fracaso escolar posterior.
* El estudiante tiene la oportunidad de conocer una situación de éxito escolar y, de esta forma, se evita el fracaso a largo plazo. Puede ser un estímulo para favorecer la disposición al estudio y aumentar la autoestima.
* Promocionar de curso sin alcanzar el nivel suficiente incrementa las dificultades para seguir el ritmo de la clase, ya que supone pasar a una situación educativa para la que no está preparado.
* Repetir en cursos superiores puede resultar de ayuda para que los alumnos sean más responsables de su trabajo académico.
* Los alumnos argumentan que, al repetir, las clases les resultan mas fáciles, adquieren conocimientos que no tenían, hacen nuevos amigos y el profesorado ayuda más en los estudios.
¿Por qué se repite curso?
La normativa respecto a la promoción de curso obliga a repetir a los alumnos que no alcanzan las competencias básicas en los primeros años y a quienes obtienen un máximo de materias con evaluación negativa en ciclos posteriores. Pero, ¿por qué llega un estudiante a esta situación?
En general, los estudiantes atribuyen la responsabilidad al propio repetidor
En general, los estudiantes atribuyen la responsabilidad al propio repetidor y citan entre los motivos específicos la falta de esfuerzo, de motivación e interés y, en menor grado, la carencia de conocimientos de cursos anteriores. Los docentes coinciden con esta opinión, aunque añaden como factor también destacable la falta de apoyo familiar. Otros estudios argumentan como causa propuesta por el alumnado "que el profesorado no adapta las enseñanzas al nivel del estudiante".
Libros de texto digitales
Los materiales curriculares tradicionales se digitalizan para adaptarse a las nuevas aulas tecnológicas
Para las aulas digitales, contenidos digitales. Miles de estudiantes españoles disponen ya en sus clases de ordenadores, tablet PC o pizarras interactivas. Las editoriales de libros de texto ya se han puesto en marcha para que estos alumnos cuenten con materiales curriculares diseñados de forma específica para usarse con estas herramientas. No son una mera transposición del formato papel al digital, sino que combinan los textos e imágenes tradicionales con recursos multimedia e interactivos que amenizan y hacen más atractivo el proceso de enseñanza-aprendizaje.
"Hacer clic en la página 32". Esta frase se puede oír hoy en día en muchas aulas de nuestro país en las que los libros de texto digitales son un material curricular más para ejercer la práctica docente con los alumnos. Frente a la pantalla de su portátil, o delante de una pizarra digital, el estudiante accede a los contenidos de la materia del mismo modo que si observara las páginas de su manual tradicional. Imágenes y textos se combinan en este nuevo formato, pero sus posibilidades son más amplias.
Los libros de texto digitales cuentan con nuevos elementos diseñados para potenciar las posibilidades que aportan las nuevas tecnologías a la enseñanza. Desde la misma página, el alumno accede a material multimedia como vídeos, audio, infografías o simulaciones que facilitan y hacen más dinámico el aprendizaje. Puede obtener enlaces a material complementario de la asignatura disponible en Internet o realizar de modo interactivo los ejercicios correspondientes a la lección en la que trabaja. Este nuevo material escolar está diseñado para que el estudiante acceda a él a través de una página web. Para utilizarlo, tan sólo es necesario contar con un ordenador y conexión a Internet.
El objetivo es no limitarse a volcar los contenidos tradicionales al formato electrónico
El esfuerzo de las editoriales se centra, en la actualidad, en explotar todas las ventajas que este nuevo entorno digital aporta a la enseñanza. El objetivo es no limitarse a volcar los contenidos tradicionales al formato electrónico, sino crear plataformas educativas que contengan, además de los recursos pedagógicos tradicionales adaptados al nuevo formato, herramientas tecnológicas que faciliten la labor del profesorado y el aprendizaje de los alumnos.
Herramientas digitales
Las plataformas que actúan como contenedores de los materiales digitales permiten el acceso a diferentes recursos interactivos de utilidad para docentes y estudiantes. En la mayoría de los casos, cuentan con un amplio repertorio de ejercicios que el alumno puede realizar desde su ordenador. El material digital creado por Digital-Text, una de las compañías pioneras en la creación de libros de texto digitales en nuestro país, consiste en un cuaderno con más de 3.000 ejercicios, que el estudiante puede enviar a través de Internet al profesor y que se corrigen y autoevalúan de forma automática. El docente puede hacer un seguimiento personalizado exhaustivo del trabajo y el resultado de sus pupilos, gracias a esta herramienta fundada por investigadores y profesorado de la Universidad de Barcelona.
Este tipo de plataformas permiten también al profesorado adoptar criterios de atención a la diversidad en las aulas, puesto que puede organizar los contenidos curriculares y los ejercicios según el nivel de dificultad de sus alumnos y aprovechar al máximo las capacidades individuales. En algunos casos, es posible que el docente cree sus propios ejercicios o amplíe la materia con contenidos diseñados por él.
Permite realizar las modificaciones necesarias para adaptar los contenidos de forma automática
Otra de las grandes ventajas de este formato es que los contenidos pueden actualizarse de forma permanente. Al estar diseñados en un entorno web, se realizan las modificaciones necesarias para adaptarlos de forma automática cuando se registren cambios o alteraciones en un aspecto curricular, sin tener que esperar a la reedición del siguiente año, como sucede con los libros de texto tradicionales.
Desarrollar el razonamiento verbal
Padres y profesores pueden estimular la capacidad lingüística a través de actividades lúdicas
Autodefinidos, crucigramas, sopas de letras, adivinanzas o trabalenguas son, además de juegos, una herramienta idónea para estimular el desarrollo del razonamiento verbal de los niños. Esta capacidad intelectual tiene un papel fundamental en el progreso cognitivo de los estudiantes, ya que implica la habilidad para entender, estructurar, organizar y comprender el lenguaje, unas destrezas imprescindibles para alcanzar los objetivos curriculares de las diferentes etapas académicas.
"Parece un viejo hablando". Esta frase se pronuncia de forma habitual al escuchar a un niño que utiliza un lenguaje y expresiones poco acordes con su edad. La clave no está en los años, sino en la capacidad de razonamiento verbal del infante. Esta habilidad responde al potencial lingüístico y a la destreza para comprender conceptos y analizarlos, que se adquiere a lo largo de la vida. Proporciona al hablante los medios intelectuales necesarios para hacer un uso adecuado de la lengua y procesar la información que recibe de su entorno. No consiste sólo en tener un vocabulario amplio, sino que implica también la capacidad para clasificarlo, ordenarlo y relacionar entre sí los significados.
Lo fundamental es que cuenten con un entorno académico y familiar que les ayude a desarrollar la habilidad para el razonamiento verbal
La habilidad para el razonamiento verbal no es una capacidad innata en los niños, aunque algunos tengan más potencial que otros. Lo fundamental es que cuenten con un entorno académico y familiar que les ayude a desarrollarla. No es una tarea difícil. Actos tan sencillos como invitar al niño a escuchar conversaciones de personas mayores, leerles a menudo, llevarles al teatro, a representaciones de cuentacuentos o títeres, pueden ayudarles de manera significativa a que desarrollen nuevas formas de expresión.
Una de las mejores formas de estimular el desarrollo de las habilidades lingüísticas de los niños es a través de los juegos verbales. El "veo veo", adivinanzas o trabalenguas son algunos adecuados para los más pequeños. A quienes ya han aprendido a escribir y a leer se les puede invitar a participar en juegos de mesa que ayudan a reforzar esta capacidad porque implican el uso del lenguaje.
Favorecen la adquisición del vocabulario y les ayudan a organizarlo en torno a categorías
Juegos de palabras, crucigramas o sopas de letras son también una herramienta lúdica básica para alcanzar el objetivo de desarrollar el razonamiento verbal. Estas actividades, realizadas de forma habitual, reportan muchos beneficios al estudiante. Por una parte, favorecen la adquisición del vocabulario, les ayuda a organizarlo en torno a categorías y refuerzan su proceso cognitivo. También favorecen la fluidez de la expresión oral y el desarrollo de la memoria, además de servir para progresar en competencias del lenguaje tan importantes como la escritura, la ortografía o la redacción.
Actividades on line
Padres y profesores pueden acceder desde Internet a multitud de recursos didácticos en línea, que sirven para que los estudiantes practiquen en casa o en las mismas aulas. Estos son algunos de los sitios disponibles con ejercicios, actividades y juegos encaminados a estimular y desarrollar las habilidades verbales de los niños.
* Palabras amigas: esta página web reúne distintos juegos y actividades para estimular las habilidades verbales de los más pequeños. Sopas de letras, juego del ahorcado y crucigramas, que los niños pueden realizar en línea desde este portal.
* Juegos verbales: una completa guía para que docentes o padres practiquen con los niños su habilidad lingüística. Hay trabalenguas, adivinanzas y rimas, con orientación metodológica para su correcta aplicación en cada una de las secciones.
* La llamada de la selva: esta página web escoge la selva como tema recurrente para organizar distintas actividades verbales para niños. Se trabajan los significados, la polisemia o los sinónimos y antónimos, entre otros aspectos del lenguaje.
* Todo crucigramas: cientos de crucigramas y autodefinidos y juegos de palabras cruzadas para jóvenes de secundaria. Se pueden imprimir para solucionarlos en casa y cuentan con las soluciones para ayudar a resolverlos.
* Juegos lingüísticos: Averroes, la red telemática de la Junta de Andalucía, publica distintos juegos lingüísticos para practicar con niños de 2º de primaria o de 1º de ESO. Destacan las adivinanzas, trabalenguas o crucigramas de sinónimos y antónimos.
* Jugando con el lenguaje: el portal de la editorial SM profes.net dispone de una serie de propuestas didácticas para trabajar la lengua con niños del primer ciclo de ESO. Cada actividad cuenta con un documento descriptivo que explica cómo se deben desarrollar los ejercicios propuestos.
* Léxico: esta página dedicada al léxico recopila una serie de ejercicios y actividades que pueden ayudar a estimular el razonamiento verbal de forma significativa. Ordenar de modo alfabético, relacionar palabras y definiciones, antónimos y sinónimos o polisemias. En total, cerca de 100 ejercicios para realizar en línea y resolverlos.
* Razonamiento verbal: la página web de la editorial EDB digital contiene un buen numero de recursos para entrenar la capacidad verbal de los estudiantes. Están clasificados por etapas educativas. Se recogen en distintos cuadernillos que se pueden imprimir para trabajar en casa con los niños en diferentes áreas del lenguaje, como sinónimos y antónimos, relación de palabras o dictados.
* Lectoescritura: una web publicada por el Instituto Superior de Formación del Profesorado que propone una gran variedad de ejercicios, como analogías verbales, palabra "intrusa", palabra repetida o "descubre la palabra". Los niños pueden ampliar su vocabulario y reforzar el razonamiento verbal.
* Sector lenguaje y comunicación: en la sección de juegos hay actividades on line de crucigramas, sopas de letras, trabalenguas y adivinanzas para niños de primaria. En la sección de ejercicios, se puede acceder también a interesantes enlaces para trabajar la gramática y la lengua de forma interactiva.
Televisión en vacaciones: ¿dónde está el límite?
Conviene apagarla, al menos, media hora antes de ir a la cama y
no dejar que los niños se sienten solos delante de la pantalla
Los últimos datos sobre los hábitos de ocio entre los menores descubren que están expuestos a la pequeña pantalla una media de 218 minutos al día. Esta conducta se aprecia más en Navidad. Sin necesidad de demonizar el electrodoméstico del salón, conviene enseñar a ver la televisión y facilitar la realización de otras actividades que entretegan y doten de interés las horas de ocio.
Rafael Sánchez Ferlosio, premio Nacional de la Letras en 2009, previene que la televisión puede usarse como "el mejor canguro: sale barato e hipnotiza a los pequeños". En su tribuna prenavideña, advierte del "poder pedagógico de la televisión y su influencia sobre los niños", una influencia que, a lo largo de 19 días de vacaciones, corre el riesgo de multiplicarse. No es fácil poner límite a una programación infantil cargada de dibujos animados y películas, pero puede ordenarse.
Aprender a ver la tele
La tesis doctoral del pediatra Eduardo Santoro buscaba responder a una pregunta: ¿Por qué los niños ven la televisión?. La investigación descubrió dos respuestas. La primera concluía que los pequeños recurren a la TV para satisfacer sus necesidades de distracción, reducir las tensiones y como medio para obtener información. La segunda agregaba un factor situacional externo: "El niño ve televisión porque no le queda otro remedio".
"El niño ve televisión porque no le queda otro remedio", concluye una tesis
El Foro sobre Educación y Televisión elaboró el Decálogo para aprender a ver la tele. En él se resumen reflexiones, sugerencias y propuestas de los ponentes de las distintas mesas sectoriales, todos ellos profesores, investigadores y profesionales de importantes universidades y empresas de televisión e instituciones. Coincidieron en señalar que aprender a ver la televsión es aprender a conocerla.
Unas sencillas pautas ayudan a lograrlo:
* Mirar la pantalla.
* Apagar el aparato, al menos, media hora antes de ir a la cama.
* Elegir el programa y evitar el "zapping".
* No sentarse solo delante de la pantalla, sino usarla como excusa para comentar con alguien el programa que se ve.
* Concebir la publicidad como una vitrina, donde no se puede tener todo.
* Comentar los programas que se ven con los amigos y con los profesores.
Otras actividades caseras
El frío en la calle, la acumulación de encuentros familiares, las tardes sin tareas y sin planes conducen al sillón y al mando a distancia. ¿Por qué no irse de campamento sin salir de casa? El salón puede ser una perfecta campiña donde colocar la tienda de sábanas y mantas, cenar a la luz de velas y linternas, cantar canciones alrededor de una hogera de cojines y contar historias. Después, a dormir... en los sacos.
Acudir a una biblioteca pública en busca de un libro o un videojuego que tienen marcado un tiempo límite para su devolución obliga a ocupar muchas horas del día para llegar al final del cuento o de la aventura cibernética.
La cocina puede acoger un encuentro especial de los niños. Sin necesidad de grandes habilidades culinarias, se puede realizar un viaje a través de cuentos tradicionales, aprender a cocinar galletas o elaborar figuritas de sal.
Las películas navideñas
Algunas películas se han convertido en verdaderos clásicos navideños. A pesar de sus 64 años, '¡Qué bello es vivir!' es uno de los filmes más vistos, junto con las innumerables adaptaciones del cuento de Charles Dickens 'Canción de Navidad'.
Tampoco Tim Burton se olvidó de los tópicos en 'Pesadilla antes de Navidad', aunque confundió la fecha y comenzó en Halloween, y 'Mujercitas' seduce a cualquier edad. Se puede elegir entre diez adaptaciones. Los 'Gremlins', centrada en un peluche viviente, y 'Solo en casa', un clásico moderno, son otras historias que cautivan a los niños.
Videojuegos: ¿un regalo educativo?
Los juegos virtuales pueden servir para incrementar las habilidades motoras finas y espaciales
Hace unos años, las corrientes pedagógicas alertaban del sentido contraproducente del juego virtual. Sin embargo, los avances tecnológicos, los precios asequibles de las herramientas y, sobre todo, el desarrollo de propuestas educativas los han convertido en una opción adecuada para el ocio e, incluso, el aprendizaje.
Con la Navidad llegan los regalos y las dudas. ¿Será bueno comprar un videojuego? La respuesta está condicionada por varios factores, pero tras una época en la que levantaron recelos, en la actualidad, diversos estudios avalan sus beneficios lúdicos y educativos.
Optar por una bicicleta, patines o puzzles es una idea adecuada, pero a partir de los seis años, cada vez más niños esperan encontrar junto al patinete o el disfraz una consola, un videojuego o una herramienta que les introduzca en el ocio virtual.
Los videojuegos son la opción preferida por el 38% de quienes eligen o compran un juguete
Recelos fundamentados
Más de la mitad de los padres tienen una opinión desfavorable sobre los videojuegos, según un estudio
Los recelos no siempre carecen de fundamento si se tiene en cuenta un informe del catedrático de Teoría de la Educación Félix Etxeberria Balerdi. Realizado en los años noventa, desveló que sólo el 2% de los videojuegos de esta década tenían un carácter educativo. Destacaban los valores dominantes de la competitividad, la violencia, el sexismo, la velocidad y el consumismo. Pero el profesor ya apuntó un posible uso educativo y terapéutico del ocio virtual e, incluso, no dudó al definir las nuevas tecnologías como instrumentos adecuados para conseguir mejorar o reeducar determinados aspectos de las personas, "en mayor medida, que el uso de los métodos convencionales". Ésta es la línea que se ha seguido desde entonces.
PEGI, un importante avance
El primer paso hacia la modernización de los videojuegos se dio en 2003, cuando se estableció un único sistema en toda Europa, el PEGI, respaldado por los principales fabricantes de consolas, editores y desarrolladores de juegos interactivos. Su función es clasificar los videojuegos por edades y descripción de contenidos.
La etiqueta PEGI OK identifica a los juegos on line
En 2008 se amplió a los videojuegos virtuales a través de PEGI on line, que regula y aconseja sobre los entretenimientos a los que se puede acceder en Internet. A esta modalidad se le ha añadido una señal, la etiqueta PEGI OK, que un sitio web o un portal de juegos puede utilizar, tras realizar una declaración a PEGI, para indicar que el juego no contiene material que precise una clasificación formal. Los productos desarrollados y distribuidos desde Estados Unidos atienden a una clasificación homóloga: el ESRP.
La asesoría en la compra de juguetes
Encontrar ayuda para decidir qué juguete escoger no es baladí. La compra se inclina en ocasiones por artículos atractivos que se revelan como un error al desenvolverlos. El juguete que se escogió con convencimiento y se entregó con ilusión acumula polvo en un rincón.
Acertar no es fácil y, por ello, es útil pedir ayuda. Infojuego es una campaña de EROSKI que asesora al consumidor para la compra responsable de videojuegos, juguetes, telefonía móvil y tecnología como regalo infantil. Cuenta con un servicio de Asesoría Pedagógica Personalizada, destinado a resolver dudas y facilitar información pedagógica adicional.
Elegir las actividades extraescolares
Hay que valorar las capacidades e intereses de los niños para no sobrecargarles
Las actividades extraescolares son beneficiosas para el rendimiento de los alumnos. Les ayudan a organizar el tiempo libre, contribuyen a su formación y les permiten desarrollar habilidades sociales y cognitivas difíciles de adquirir en el aula. Sin embargo, no se debe sobrecargar a los estudiantes. La clave para elegir las actividades, cuántas y cuáles, reside en valorar las necesidades y capacidades individuales de cada niño.
Por la mañana, van al colegio. Por la tarde, asisten a clases de fútbol, baloncesto, baile, inglés, teatro, informática... La oferta de actividades extraescolares es cada vez mayor y el número de estudiantes que se apuntan a ellas crece de la misma manera. Los últimos datos del Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (INCE) confirman al deporte como la actividad más demandada. El 73% de los niños de primaria y el 62% de los alumnos de secundaria practican algún deporte fuera del horario escolar. Le siguen los idiomas (29% en primaria y 28% en secundaria), informática (25%, 26%), música (23%, 18%) y ballet o danza (11%, 6%). Además, el 61% del alumnado de primaria realiza más de una actividad.
Es importante que se organice el horario no lectivo de los estudiantes de una manera estructurada y supervisada
¿Es conveniente que tengan una agenda tan apretada? Las actividades culturales y deportivas en horario no lectivo contribuyen a la formación integral de los alumnos. Pero en su justa medida. Hay que organizar el horario libre de los estudiantes de una manera estructurada y supervisada, pero también hay que cederles espacio para jugar, estar con la familia o descansar. De esta forma, se evitan las posibles situaciones de cansancio, falta de concentración o estrés que pueden padecer los niños con una jornada sobrecargada.
Bien organizadas, las actividades extraescolares se asocian a un mayor nivel educativo, más competencias interpersonales, mejor pensamiento crítico y madurez personal y social. Así lo ratifican los estudios realizados en torno a este aspecto. Los resultados del trabajo de investigación "Actividades extraescolares y rendimiento académico de los estudiantes de secundaria", del Departamento de Psicología de la Facultad de Educación de la Universidad de Córdoba, indican que el grupo que realiza actividades fuera del horario escolar obtiene mejor rendimiento que el resto, en especial, quienes desarrollan actividades académicas y, más todavía, si compaginan éstas con la práctica deportiva.
Bien organizadas, se asocian a un mayor nivel educativo, más competencias interpersonales y mejor pensamiento crítico
En su estudio "Actividades extraescolares y salud mental", Beatriz Molinuevo apunta que en los alumnos de primaria la práctica de deportes da como resultado menos relaciones problemáticas con iguales. En el caso de las chicas, otro tipo de actividades les aportan mejor competencia social y nivel académico. Los expertos coinciden en que estructurar parte del tiempo de ocio de los niños y jóvenes es un factor protector frente a riesgos de comportamientos o actitudes que pueden aparecer si no están supervisados por un adulto.
Diferentes actividades
Las actividades extraescolares se clasifican en tres grandes ámbitos: deportivas, de ocio y académicas. Cada una de ellas aporta diferentes beneficios a quienes las realizan, pero no todas son válidas para los estudiantes. En el momento de elegirlas, hay que valorar varios aspectos. En primer lugar, los intereses, las capacidades y las necesidades del niño. Una elección inadecuada por parte de los padres puede provocar rechazo, aburrimiento y hasta abandono de la actividad. Además, es fundamental contar con el apoyo favorable de los profesores. Ellos son quienes mejor pueden orientar sobre las actividades adecuadas para los niños, sobre todo, las académicas.
Las prácticas deportivas son adecuadas para ampliar la capacidad de coordinación, la psicomotricidad, flexibilidad y agilidad
Fútbol, baloncesto, natación o voleibol son algunas de las prácticas deportivas más frecuentes. Además de favorecer el estado físico de los alumnos, son adecuadas para ampliar la capacidad de coordinación, la psicomotricidad, flexibilidad y agilidad. Los deportes desarrollan en los niños importantes valores, como la disciplina, el compañerismo, el respeto, el espíritu de equipo, la superación y la competitividad.
En grupo -fútbol o baloncesto-, son recomendables para alumnos con problemas de socialización o timidez, ya que ayudan a desarrollar relaciones con los compañeros y aportan seguridad. Las disciplinas individuales -artes marciales o tenis, entre otros-, son óptimas para alumnos hiperactivos o con exceso de agresividad, puesto que aprenden a dominar los impulsos y a descargar la energía.
Danza, ballet, teatro, pintura o música son las principales actividades extraescolares dentro del ámbito del ocio. Los aspectos que más se trabajan son la expresión y la capacidad creadora. Fomentan la imaginación, la comunicación y la destreza manual y visual. Los niños deben divertirse cuando las realizan y no considerarlas una obligación.
Las actividades académicas les permiten reforzar los conocimientos adquiridos en el aula
En cuanto a las actividades académicas, las más demandadas son los idiomas e informática. Les permiten reforzar los conocimientos adquiridos en el aula o mejorarlos, si fuera necesario. Es recomendable que se les dé un carácter más lúdico y menos académico que en la escuela, para que los estudiantes no las asocien a una prolongación de la jornada escolar.
Consejos para padres
* Motivar al niño para que realice una actividad fuera del horario escolar, pero no obligarle, ni orientarle hacia los gustos personales de los progenitores, sino a los propios del niño, según su edad y capacidades.
* No centrarse de forma exclusiva en un tipo de actividad. Es preferible combinar alguna práctica deportiva con otra de ocio o académica.
* Comprometerse. No apuntar al niño a una actividad en la que, por motivos de horario o de otro tipo, no pueda luego asistir.
* Pedir consejo al profesor. Pueden ofrecer pautas y asesoramiento sobre las actividades más beneficiosas para el alumno.
* Orientarse en el centro escolar. Muchos proporcionan un amplio abanico de actividades a sus alumnos. En general, se ofrecen a través de las Asociaciones de Padres u otras y están subvencionadas en parte, por lo que el coste es más económico que fuera del centro.
* Es recomendable informarse en ayuntamientos, polideportivos y clubes municipales. Imparten actividades extraescolares para niños y jóvenes subvencionadas por las administraciones locales.
* Organizar el tiempo de modo que el estudiante pueda dedicar parte de él a sus tareas escolares.
Ejercicios para mejorar la falta de atención
Los adultos pueden ayudar a potenciar esta capacidad imprescindible para el aprendizaje
"Se distrae mucho en clase", "no atiende cuando se le habla", "es muy despistado". Muchas de estas frases son pronunciadas de manera habitual por los docentes al describir el comportamiento de algunos alumnos en clase. Pero se resumen en un único concepto: falta de atención. Esta capacidad, básica para desarrollar la mayoría de las tareas escolares, se puede reforzar y ejercitar por medio de juegos y actividades atractivas para los niños.
Los problemas de atención en edad preescolar tienen una relación directa con el fracaso académico. Ésta es una de las principales conclusiones que destaca un reciente estudio realizado por la Universidad de California Davis. La investigación, en la que han participado cerca de 700 niños durante más de 20 años, revela que el déficit o la falta de atención puede frenar el aprendizaje. Cuando esto ocurre desde la etapa preescolar, es probable que afecte al rendimiento en ciclos educativos posteriores.
Muchos de estos niños padecen lo que se denomina déficit de atención con hiperactividad, más conocido como TDAH, un trastorno que afecta a entre un 3% y un 6% de los niños en edad escolar de nuestro país, casi un niño por aula. Una vez diagnosticados, estos menores deben ser tratados por un profesional. Los padres y docentes deben intervenir en los aspectos que les recomienden los expertos.
Los padres y docentes deben intervenir en los aspectos que les recomienden los expertos
Sin embargo, otros motivos favorecen la falta de atención de los más pequeños de manera puntual o generalizada. Son aspectos que afectan a su proceso de aprendizaje y a su actividad en el aula. No aprenden bien los conceptos, tienen lagunas porque no han prestado atención y, cuando estudian, se sienten confusos.
En estos casos, los adultos pueden intervenir y potenciar la capacidad de atención mediante ejercicios sencillos y juegos que enseñen a los niños a retener la información importante e ignorar las distracciones. Estas actividades permiten entrenar tanto la atención visual como la auditiva, ambas muy necesarias para adquirir destreza en el estudio y para ejercitar la memoria.
Es importante mostrar la actividad siempre como un juego, para que los niños estén más motivados
Al trabajar la capacidad de atención, hay que mostrar la actividad siempre como un juego para que los niños estén motivados. Así se recomienda practicar dos o tres veces por semana, durante un máximo de 15 minutos al día. Estos especialistas, que cuentan con un amplio listado de actividades para cada etapa educativa, recalcan que no hay que facilitar la tarea, sino ayudar sólo cuando sea necesario y no marcar los errores. El mismo niño debe ser quien los descubra.
Ejercicios y actividades
En la web "Orientación Andujar" se recoge un amplio listado de ejercicios para mejorar la atención. De utilidad para padres y docentes, se pueden descargar y emplear en el momento en el que se necesiten. En "Psicología y Pedagogía", blog de especialistas en estas disciplinas (infantil y juvenil), se recomiendan un buen número de juegos clásicos, como puzzles, dominó o cartas, para entrenar la atención con los más pequeños.
Además de los recursos que se encuentran en Internet, en casa se pueden realizar otras muchas actividades sencillas, aconsejadas por los orientadores y que ayudan a los padres a potenciar la capacidad de atención de sus hijos:
* Enumerar tres, cuatro o cinco cosas (según la edad) que puede encontrar en casa y pedirle que las traiga para comprobar que ha atendido al listado.
* Decirle una palabra o un número. A continuación, recitar un listado de palabras o números, entre los que se encuentre el anterior, y pedirle que haga una señal cuando lo escuche.
* Colocar diferentes elementos en una mesa, en un orden determinado. Variar luego el orden para que vuelva a colocarlos en el modo inicial.
* Guardar varios objetos en una caja, cerrarla y pedirle que repita el nombre de todos los objetos que están en su interior.
* Disfrazarse con varios adornos y quitarse algunos para que descubra cuáles han desaparecido.
Qué puede hacer el profesor
Captar la atención de los alumnos en clase es uno de los primeros retos a los que se enfrentan los docentes
Captar la atención de los alumnos en clase es uno de los primeros retos a los que se enfrentan los docentes en el aula. El psicopedago Juan Vaello Orts, autor, entre otras obras, del libro 'Cómo dar clase a los que no quieren', considera que en el ámbito escolar se distinguen dos tipos de atención: la del alumnado, que debe ser concentrada en torno a la tarea o al profesor, y la del docente, que debe distribuirse entre todos los estudiantes por igual. Vaello apunta diferentes estrategias para captar la atención y para mantenerla:
* Asegurar la atención de todos los alumnos y no comenzar la clase hasta haberlo conseguido.
* Advertir al alumno distraído de manera individual, llamarle por su nombre. Si este paso es ineficaz, conviene hacer una advertencia personal privada.
* Detectar los elementos que pueden distraer a los estudiantes e intentar anularlos.
* Colocar a los alumnos de menor rendimiento más cerca del docente.
* Iniciar la clase con actividades que favorezcan la atención, como preguntas breves sobre la clase anterior o ejercicios prácticos.
* Utilizar distintas formas de presentación de los contenidos de la materia, como lecturas, videos, etc. Variar las tareas que deben realizar los estudiantes para evitar la monotonía.
* Detectar cuáles son las metodologías que consiguen un mayor nivel de atención en los alumnos y utilizarlas en los momentos claves, como al final de la clase, cuando están, en general, más cansados.
Por otra parte, Isabel Orjales, doctora en Pedagogía, señala en su manual para padres y educadores 'Déficit de atención con hiperactividad' diferentes tácticas para mantener el nivel de atención individual de los alumnos con este trastorno, pero que pueden utilizarse con estudiantes que denotan en el aula falta de interés y exceso de distracción. La base fundamental es conseguir que este alumno participe en el aula: sacarle a la pizarra o hacerle preguntas frecuentes y fáciles para favorecer su dinamismo en clase. Para conseguir atraer su atención y evitar que se disperse es recomendable acercarse a su mesa y continuar allí la explicación, o bien apoyar la mano en su hombro mientras se expone al resto de los estudiantes.
Dibujos y garabatos: qué quieren decir
Dibujar es una forma divertida de fomentar la creatividad y obtener información sobre el estado psicológico de los niños
Los dibujos son más que un pasatiempo para mantener a los niños entretenidos. Al entregarles un papel y un lápiz para que empiecen a dibujar, se les proporciona una herramienta fundamental para sus procesos cognitivos. El dibujo ayuda a desarrollar habilidades psicomotrices, estimula la expresividad y la imaginación, y permite, además, obtener información sobre el estado psicológico y el bienestar emocional de los pequeños.
Los dibujos son la primera manifestación palpable de la expresividad infantil. Funcionan como un vehículo que refleja sus emociones y les permite dar rienda suelta a su imaginación. No son obras de arte, ni pretenden serlo, pero pocos se resisten a colgar el garabato de un niño en un mural. El editor Carlos Cabezas, en su tesis 'Análisis y características del dibujo infantil', señala que "los garabatos y dibujos de los niños son una de las actividades mas importantes para su desarrollo intelectual; mediante ellos, el niño es capaz de expresar su estado psicológico y bienestar emocional, ya que vehiculan su mundo interno con el externo".
Investigadores, artistas y pedagogos han centrado sus estudios, desde hace más de un siglo, en el análisis de la forma de expresión de los niños a través del dibujo. Las conclusiones se repiten y reafirman que, más allá de unos simples trazos o garabatos al azar, los dibujos expresan las emociones, intereses o valores del niño.
Los estudios han concretado técnicas evaluativas e interpretativas de los dibujos infantiles, que son utilizadas por educadores y terapeutas
Los estudios han concretado técnicas evaluativas e interpretativas de los dibujos infantiles, que son utilizadas por educadores y terapeutas como una forma complementaria de analizar e identificar determinados problemas o conflictos psicológicos de los pequeños. Una de estas técnicas es el Test del Garabato, que analiza las proporciones, el tamaño, la distribución o los colores de los elementos que dibujan los niños. El test HTP (casa, árbol, persona) es también muy popular y está destinado a obtener información sobre la sensibilidad, la madurez y la integración social. Para dotarles de rigor científico, estos análisis deben ser llevados a cabo por profesionales. Sólo expertos en la materia están capacitados para valorar los resultados e interpretar los factores que intervienen en el proceso de creación de un dibujo.
Animarles a dibujar
Debe ser una tarea espontánea y libre, aunque se puede fomentar el uso de diferentes herramientas
Dibujar es una tarea espontánea y libre. No conviene obligar a los pequeños, ni someterles a la misma disciplina que implican otros aprendizajes. Sin embargo, se puede fomentar la utilización de las diferentes herramientas de dibujo dentro de las actividades diarias. Hay varias formas de animarles a dibujar:
* Proporcionarles los materiales adecuados: el garabato realizado por un bebé de un año se parece poco al dibujo detallado que puede pintar un niño de 5 ó 6 años. De la misma forma, uno y otro no usan el mismo material. Los más pequeños dibujan mejor con ceras, pintura de dedos y lápices con puntas grandes y redondeadas de, al menos, cinco centímetros de diámetro. Esta anchura facilita la sujeción entre sus diminutos dedos. Más adelante, cuando sean capaces de sostener objetos con soltura, se les puede facilitar lápices y rotuladores finos, además de iniciarles en el uso de pinceles y témperas. Respecto al soporte, las superficies gruesas (cartulinas, cartones o pizarras) son adecuadas para los bebés, ya que resisten mejor la fuerte presión que, en algunos casos, ejercen al dibujar.
* Crearles un ambiente: conviene habilitar un espacio en su habitación, o en el cuarto de juegos, para dibujar. Destinar un lugar especial es una buena opción para que el niño se sienta atraído por esta actividad. Una mesa y una silla con la altura adecuada a su edad les hará sentirse cómodos. Hay que inventar "su sitio de dibujo". Para fomentar el orden, es recomendable contar en este ambiente con una cajonera específica en la que guarden los materiales de pintura, de modo que el niño sepa siempre dónde están y pueda dibujar cuando lo decida.