sábado, 1 de diciembre de 2012

Los mejores resultados en educación ¿qué países los obtienen y por qué?



INFORME - Análisis de datos sobre la educación en diferentes países: no hay interrelaciones fuertes entre los ingresos de un país y los resultados en la educación; el dinero aportado es importante, pero lo es más la cultura educativa; no hay sustitutos para los buenos profesores; para la elección de la escuela, la información es crítica; no hay un camino sencillo para obtener mejores resultados en la educación y en el mercado laboral; un índice global puede ayudar a subrayar las fortalezas y debilidades en la educación.

En estos momentos de crisis económica global y de tasas elevadas de paro en muchos países y especialmente en España, cuando, además, se está hablando del valor de la educación y de su papel en el desarrollo económico y social de las sociedades y en nuestro país del impacto de los llamados “recortes” en la educación, se ha publicado un informe por la editorial Pearson elaborado por la Economist Intelligence Unit sobre el valor de la educación y su impacto en la sociedad. Este informe forma parte de un amplio programa de análisis cuantitativo y cualitativo denominado “The Learning Curve”, cuyo objetivo es conocer qué es lo que conduce a resultados exitosos en la educación, tanto económicos como sociales.


Además recoge cinco lecciones o claves para aquellos que establecen las políticas en materia educativano hay soluciones mágicas ni sencillas; es esencial respetar a los profesores; se puede cambiar la cultura educativa; los padres no son ni un impedimento ni los salvadores de la educación; es crítico educar para el futuro, no para el presente.
Todos los países tienen como objetivo mejorar su educación considerando que existe una relación entre el conocimiento y las habilidades de sus ciudadanos con el mercado laboral y la competitividad. El informe que estamos analizando, así como el programa “the Learning Curve”, está orientado, en palabras de sus autores ”a ayudar a los que elaboran las políticas educativas, a los académicos y a otros especialistas a identificar algunos de estos factores [que hacen que los resultados educativos sean extraordinarios y la fuerza laboral esté más cualificada]”
Aunque la educación se analizaba hasta hace unas décadas de forma exclusivamente local, especialmente desde 1990 se han establecido sistemas para intentar comparar los resultados educativos mediante test como Progress in International Reading Literacy Study (PIRLS), Trends in International Mathematics and Science Study (TIMSS), y el Programme for International Student Assessment (PISA). El objetivo era comparar el rendimiento de los diferentes sistemas educativos y conocer qué hace que algunos sistemas tengan resultados mejores. En este sentido y según recoge el informe, de acuerdo con el Profesor Schleicher, el debate sobre la educación ha traspasado los estándares nacionales, de modo que los países con mejor rendimento establecen el camino a seguir, además PISA ha desafiado la idea de que la educación se debe evaluar principalmente por el volumen de gasto y de que más  inversión es mejor, suponiendo un gran impacto el cambio de foco entre el gasto y los resultados.
Para realizar el estudio, la Economist Intelligence Unit ha generado una base de datos integrada por más de 60 indicadores recogidos de unos 50 países.
Tal y como hemos comentado, los principales hallazgos del informe son los siguientes:
No hay interrelaciones fuertes entre los ingresos de un país y los resultados en la educación (el dinero no lo es todo)
Se ha encontrado que existe relación entre los ingresos de un país y su rendimiento educativo, así mayores PIB están asociados con mejores resultados en el test PISA y el Índice de Ingresos predice las tasas de graduación en educación secundaria. Parecería que “el dinero compra mejor educación que, a su vez, proporciona mayores salarios”.
Sin embargo esta relación no es tan simple. Según un informe reciente de la OECD, el compromiso con la igualdad dentro de los sistemas educativos puede reducir notablemente la correlación entre ingresos del país y familiares y rendimiento educativo, destacando en este aspecto los resultados obtenidos por países como Finlandia, Canadá y Corea del Sur, de modo que ya no es tan clara la relación entre ingresos y resultados.
De forma similar la relación entre PIB y PISA no es tampoco tan evidente. En los países con ingresos por debajo de $20,000, el crecimiento económico parece que aporta mejoras rápidas en el rendimiento educativo. Por encima de este valor, las mejoras son menos evidentes. En cualquier caso, tal y como se dice en el informe en palabras de Eric Hanushek “ Es más importante cómo se utilizan los recursos que cuántos recursos. En algunos lugares los sistemas educativos y los países saben como gastar de forma inteligente y en otros no”. Además, “no parece que un crecimiento más rápido permita obtener mejores resultados en el test PISA, pero sí parece que hay evidencias de que si se encuentra una camino para obtener mejores resultados en PISA, se alcanzará un mayor crecimiento”
En este sentido destaca el informe que el Professor Schleicher tomando como ejemplo Corea del Sur y China que con PIB menores que muchos países tomaron decisiones estrageticas para centrar la inversión en educación, lo cual ha conducido a obtener mayores ingresos y mejores resultados en PISA.
En cualquier caso podemos concluir este apartado indicando que, según los expertos, aportar dinero al sistema sin más no  es suficiente, es mucho más importante mejorar los procesos que consumen esos recursos y realizar una inversión inteligente. De hecho según se ha comentado, los ingresos de un país y la mejora en los test PISA son el resultado de las estrategias educativas adoptadas en el pasado, independientemente de los ingresos del país en el pasado.
El valor de la cultura en el ámbito de la educación
Por otra parte, el informe hace referencia a los valores culturales y a su relación con las políticas sociales y educativas. Hay que tener presente que el tiempo que pasa un joven en la escuela es limitado, de modo que es necesario reforzar los logros en el ámbito educativo fuera de éste, pues “si la sociedad glorifica a las celebridades que apenas  leen, existe un problema importante”, en palabras del Dr. Finn.
También se recogen otros aspectos importantes en función de las regiones; en África la educación se ve como algo ajeno; en Asia el éxito se ve como algo que tiene que ver con la sociedad y la cultura más que con el sistema educativo,
Pero la cultura no es algo inmutable, se puede cambiar si se gestiona adecuadamente. El respeto a los profesores, por ejemplo, está presente en algunos países como Finlandia o Corea del Sur, pero se puede conseguir en otros países a través de políticas adecuadas, por ejemplo mediante unos salarios de ingresos similares a los de profesiones valoradas en ese país, resaltando el papel de los docentes en la construcción del futuro de la nación y reconociendo la labor de aquellos que destacan en su trabajo.
Por ello, más importante que el dinero, dicen muchos expertos, es el apoyo que se da a la educación en el entorno. Un cambio cultural adecuado permitirá obtener mejores resultados educativos.
No hay sustitutos para los buenos profesores.
Un punto de consenso es que los buenos profesores son básicos para la obtención de resultados en el sistema educativo. La existencia de buenos profesores se relaciona con ingresos más altos por parte de los antiguos alumnos, mejor estatus social, etc.
Hay dos cuestiones importantes en este apartado: cuáles son las características de los mejores profesores y cómo obtener mejores profesores. Parecer ser que los salarios más altos, sin más, no permiten conseguir resultados mejores. De acuerdo con el informe, los sistemas educativos que tienen éxito encuentran vías para atraer a los mejores a la profesión; le proporcionan formación continua y adecuada; proporcionan a los profesores un estatus similar a los de los profesionales más respetados en el país y establecen objetivos y expectativas adecuadas a los profesores y realizan el seguimiento del cumplimiento de esos objetivos. 
En la elección de la escuela es básica la buena información
De acuerdo con el informe, los países que, de forma general, facilitan la elección de colegio tienen mejores resultados educativos y reducen sus costes. Parece ser que permitir a los padres elegir los mejores colegios reconoce la calidad educativa y conduce a una mejora del sistema.
Lo que no está tan claro es cómo encontrar el mecanismo que hace esto posible, aunque sí parece importante la posibilidad de utilizar algún sistema que permita decir a las escuelas lo bien que lo están haciendo, de modo que permita a los padres seleccionar la que ellos consideren mejor. La principal dificultad es qué indicadores utilizar y si el establecer sistemas que doten de autonomía a las escuelas y les permita competir entre sí y contar sus resultados es el mecanismo adecuado. De hecho algunos investigadores consideran que dotar de mayor autonomía a las escuelas es la vía para innovar y superar la burocracia y se debe ver como una oportunidad y la forma de establecer un nuevo modelo educativo.
Por otra parte, en muchos casos existe una relación entre clase social y elección de la escuela y se abre un debate social y político sobre la educación pública y privada y su financiación. Así el Profesor Woessmann,  indica que “Si existe más capacidad de elección para los padres y más proveedores de educación fuera del monopolio estatal, los países obtienen mejores resultados”
En cualquier caso, está claro que aquellos padres que tienen información sobre los colegios (aquellos en los cuales hay menor tasa de absentismo entre los docentes, los profesores y los resultados académicos son mejores y los alumnos reciben mejor formación) están dispuestos a elegir esos centros y a invertir una parte importante de sus ingresos.
Por ello considero que es importante este debate sobre la competencia entre escuelas, a existencia de información pública sobre sus resultados y el propio debate entre la escuela pública y escuela privada.
Educación y rendimiento laboral
La educación parece estar relacionada con una serie de beneficios personales importantes: desde una vida más larga hasta mayores ingresos, pasando por la toma de mejores decisiones personales y profesionales. Además parece que también tiene un impacto en la sociedad, al modelar la conducta de la persona y también tiene relación con su productividad.
Sin embargo, encontrar el tipo de educación que conduce a mejores resultados  económicos no es sencillo. Cada estrategia tiene sus ventajas y sus inconvenientes. En principio parece que la calidad de la educación es más importante que su duración; por otra parte algunos países se centran en una formación vocacional frente a sistemas más unificados. También es importante el contenido formativo, de modo que el sistema debe ir más allá de la educación para el hoy y pensar en qué habilidades se necesitan para el futuro y cómo incorporarlas en el sistema, de modo que ningún sistema educativo puede ser estático y debe adaptarse y anticipar los cambios en el mundo.
Un índice global puede ayudar a resaltar las fortalezas y debilidades de la educación
Además de crear un banco de datos, el programa Learning Curve  ha creado un Global Index of Cognitive Skills and Educational Attainment (Índice Global de Habilidades Cognitivas y Logro Educativo). Incluye 40 países y utiliza los resultados obtenidos en diferentes test de habilidades cognitivas y medidas de resultados académicos y tasas de graduación.  Los resultados tienen un valor en sí mismos, pero también tienen como objetivo el permitir identificar las fuentes de buenas prácticas.
De acuerdo con el índice, los países con mejores resultados son Finlandia y Corea del Sur, dos países con sistemas muy diferentes. Corea del Sur tiene un sistema rígido, con un currículo estricto, “dirigido” por la realización de tests y  basado en el trabajo duro de los estudiantes, mientras que el sistema finlandés es mucho más flexible y relajado (los niños comienzan el colegio más tarde, no tienen deberes y pasan menos tiempo en clase). Los salarios de los profesores doblan el salario medio en Corea del Sur, mientras que el Finlandia está en la media y, por otra parte, la ratio alumno-profesor es mucho mayor en Corea del Sur.
Aunque los dos sistemas parecen radicalmente diferentes, comparten algunos aspectos importantes cuando se analizan de cerca: un elemento es la importancia que asignan a la docencia y a la selección y formación de los profesores; otro aspecto común es un nivel alto de ambición para los estudiantes y de responsabilidad; en tercer lugar están los aspectos culturales, de modo que ambas sociedades valoran tanto la importancia de los colegios y del sistema educativo incorporando un propósito moral subyacente al sistema.
Conclusiones y recomendaciones
Los estudios sobre sistemas educativos de alto rendimiento muestran que tienen en común el establecimiento de estándares altos, un currículo sólido, profesores competentes y una cultura que tenga en mente la educación y que la apoye y todo ello junto con un sistema que facilite la elección de la escuela y la autonomía de los centros. Por otra parte, las reformas educativas deben basarse más en información real que en cuestiones ideológicas y percepciones. En todo caso, las soluciones pueden ser locales, pero sin perder de vista los resultados de los test internacionales y las buenas prácticas de los distintos países.  
El informe incluye una serie de recomendaciones para los que elaboran políticas educativas:
1. No hay soluciones mágicas ni sencillas: aportar dinero al sistema educativo sin más no produce resultados.
2. Respeto a los profesores: los buenos profesores son esenciales para conseguir una educación de alta calidad. La selección y la retención no está necesariamente ligado a un salario alto. Se debe valorar adecuadamente a los profesores no como técnicos de un sistema educativo mecánico.
3. Se puede cambiar la cultura: Las asunciones culturales y los valores del sistema educativo son críticos para apoyar o minar lo que el sistema puede hacer.
4. Los padres no son ni un impedimento ni los salvadores de la educación: los padres desean que sus hijos tengan una Buena educación, de modo que sus intentos para cambiarla se deben ver como algo positivo.
5. Educar para el futuro, no para el presente: los trabajos y las habilidades que se desarrollan actualmente pueden ser insuficientes o no existir en plazo de 20 años. Los sistemas educativos deben tener en cuenta qué necesitarán los estudiantes en el futuro y formarles adecuadamente
Tomás Gómez 1/diciembre/2012

viernes, 24 de febrero de 2012

La magia que está al alcance de todos

Que la vida moderna no impida la cordialidad en la pareja. 
No existirá mejor lugar que la familia para nacer, vivir y morir.



En varios países, los jóvenes, al finalizar la carrera universitaria, acuden a academias de etiqueta y protocolo. Allí aprenden las normas de cortesía. No se sienten seguros de iniciar con éxito su vida laboral sin ese rápido pasaje por ese tipo de enseñanzas.

Asistí a un casamiento donde las palabras del sacerdote, breves y realistas, dieron en el blanco. Tanto, que fueron tema de muchos de los comentarios en la fiesta posterior.

Entre otros consejos, el cura sugirió a los novios estar pendientes de que, con el paso de los años, no se diluya la amable cortesía que en el tiempo de noviazgo ha aceitado su relación. ¿Por qué dejar de pedir las cosas por favor y de dar las gracias cuando la cotidianeidad se instala y muchas situaciones diarias dejan de sorprender? Advirtió a los noveles esposos que sus hijos, por el instinto de imitación tan acendrado en los niños, aprenderán de ellos esos detalles.

Me vino a la memoria un cuento de Pedro Pablo Sacristán, el Árbol Mágico. Un niño pasea por el campo y encuentra un árbol con un cartel que reza: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.

El niño trata de acertar el hechizo con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas otras, pero nada. Rendido suplica: "¡por favor, arbolito!". Entonces se abre en el árbol una gran puerta. Todo está oscuro, menos un cartel que dice: "continúa la magia". Entonces el niño dice "¡Gracias, arbolito!" y se enciende una luz que alumbra un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.

Los padres, si bien de chicos aprendimos a pedir por favor y dar las gracias, estamos a veces muy ocupados y tan acelerados por las cosas a realizar en sólo veinticuatro horas, que dejamos de ser cordiales para cuando nos alcance el tiempo. Y los hijos no escuchan estas palabras mágicas de nuestros labios. Por consiguiente, no las aprenden. Y todos nos perdemos la recompensa que el niño del cuento logró.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Enseñar a esperar en la prisa de vivir

Educar en desarrollar energías positivas como la tenacidad  
Los jóvenes viven deprisa y acostumbrados a la inmediatez

Es conocida por todos la metáfora del burro y la zanahoria: un burro avanza más si se le pone delante una zanahoria. Lo único que ve es la zanahoria y la esperanza de alcanzarla es lo que lo empuja hacia adelante dentro de las limitaciones de su naturaleza.

El ejemplo puede servirnos para reflexionar en la necesidad de educar a nuestros hijos en la centralidad de desarrollar energías positivas como la tenacidad, la perseverancia en el esfuerzo, la paciencia. Salvadas las limitaciones de toda comparación, el proponerse una meta valiosa impele hacia delante y ayuda a vivir esperanzados en obtenerla.


Un pedagogo amigo, Gerardo Castillo, al tratar con jóvenes suele prevenirles de una posible fiebre que puede atacarles: la de la prisa por vivir. Los jóvenes de hoy desean frenéticamente probarlo todo, tener experiencias, vivir a tope retando los límites de las 24 horas disponibles por día. No les alcanza que otro les cuente las sensaciones que se viven en el aire amarrados de un ala delta, de los efectos de la droga o de la velocidad: quieren probarlo en primera persona y ¡ya! Lo quieren todo junto y rápido, muy rápido

Nuestros jóvenes, por lo general, no están educados en el valor de la espera. Desconocen que Marie Curie (1867-1934) la primera persona que obtuvo dos premios Nobel, investigó tenazmente durante años para descubrir el radio, que tanto influyó en la historia del siglo XX.

La prisa por vivir es en parte consecuencia de la inmediatez que les proporcionan los avances tecnológicos en que han crecido. Desde muy chicos simplemente con apretar un botón han prendido la tele, el DVD, la computadora. Han enviado mensajes que llegan al instante a sus amigos, han bajado música y chateado desafiando las distancias geográficas.

Aprender a esperar es para ellos una lección pendiente y mientras no la asimilan se pierden los beneficios de enriquecimiento que proporciona el vivir esperanzados con una zanahoria de difícil acceso.

A muchos jóvenes no les gusta la época que viven pero ¿tienen esperanza en que el mundo puede ser diferente? Muchas veces sus prisas están motivadas por el disgusto. La esperanza les daría ánimos para actuar y continuar bregando.

A veces sus esperanzas son fatuas como salvar un examen sin haber estudiado lo necesario. Han de aprender el valor de los tiempos: que hay "un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para rasgar y un tiempo para coser" (Eccl. 3.1-11).

Hay que explicarles que no es necesario probarlo todo. Argumentemos con ellos la diferencia entre tener un capricho o un derecho. Forjemos en ellos capacidades para que sepan vivir la diversión sin consecuencias frustrantes, esperar hasta el matrimonio para tener un hijo y ganar dinero sin trampas y con trabajo.

flia@iuf.edu.uy

Ana María Abel
Lic. Ciencias Familiares

jueves, 14 de abril de 2011

Animar para que no abandonen el curso



Muchas familias pasan por la misma frustrante situación cada año. Llega el último tramo del curso y aquellos niños, niñas y adolescentes que han presentado dificultades para superar las asignaturas o que no las han superado a lo largo del año académico, hablan de tirar la toalla y prepararse para examinarse a final del verano o repetir curso.

Normalmente, esta "propuesta" por parte de los hijos provoca muchos nervios en los padres, que comienzan a reunirse con los profesores para ver dónde está el problema, contratan a un profesor particular, se sientan a estudiar con los hijos sacando el tiempo de donde no hay; y todo eso contando con muy poca colaboración del hijo o hija que lo ve todo muy negro y no pone mucho de su parte. ¿Qué hacemos entonces?

Analizar la situación de forma objetiva

La manera más apropiada de enfrentar este tipo de situaciones es siendo realista pero no derrotista. Esto significa que hay que analizar qué asignaturas son objetivamente superables y cuáles no lo son; y dedicarse a fondo al estudio de las que podemos salvar.

Para ello, lo mejor es solicitar ayuda al profesor de nuestro hijo o hija para que nos informe cuáles son los objetivos mínimos que tiene que alcanzar para superar cada asignatura y decidir junto a él o ella, si se va a presentar a una, a más de una o incluso, a todas.

Trazando un plan para aprobar

Una vez que conocemos los objetivos a conseguir, debemos hablar con nuestro hijo o hija y trazar un plan de ataque. Para ello, es de suma utilidad que nos sentemos delante de un calendario y contemos los días que quedan de curso.

Ahora que sabemos los días con los que contamos, dividiremos el estudio de la materia en semanas, pero dejaremos al menos una semana libre para repasar antes de cada examen.

Trazar un plan para aprobar
El proceso de desmotivación de nuestros hijos no sucede de la noche a la mañana, sino que es producto de la suma de pequeños fracasos que se han acumulado a lo largo de todo un año escolar o incluso toda una vida. Desde este punto de vista, hay que acompañar y animarles en todo momento, pero sin presionar de forma excesiva.
Prepararse mentalmente

Tratar de superar el curso a última hora es una situación altamente estresante y debe ser afrontada como tal.

Según los expertos en neurociencia y psicología positiva, para superar una situación estresante lo fundamental es prepararse antes mentalmente para afrontar los retos que se presenten, y partir de la base de que aunque cuesta lo mismo pensar de forma negativa que positiva, la primera forma de pensamiento te prepara para fracasar, mientras que la segunda, para triunfar.

Es muy importante mentalizar a los hijos que se encuentren en esta situación para que entiendan que lo que se proponen hacer es difícil pero posible. Para ello es de mucha utilidad presentarles ejemplos que respalden nuestra teoría, es decir, contarle anécdotas en las que nosotros, uno de sus amigos o incluso ellos mismos; han realizado hazañas increíbles en materia de estudios.

Evaluar el proceso

Algo que es muy necesario en este tipo de situaciones extremas es dedicar un tiempo a evaluar cómo va la lucha por aprobar y anotar los resultados que se obtienen. Por otro lado, hay que reconocer y celebrar cada pequeño logro; y dejarle claro al hijo o la hija que esta experiencia le va a servir para conocerse mejor como estudiante.

No debemos olvidarnos de mantener una comunicación continua con el profesorado a lo largo de esta última parte del curso, ya que esto facilitará el análisis de los errores que está cometiendo nuestro hijo o hija, pero también ayudará a que se sienta más apoyado por un equipo de padres y profesores que creen en él o ella.

Como te habrás dado cuenta, afrontar un reto estudiantil de este tipo no es nada fácil, pero si te mentalizas y preparas a tu hijo o hija para emprender esta hazaña, puedes asombrarte de los resultados que consigas.





Al nacer, el cerebro de un bebé se va desarrollando según las interacciones que tenga con su entorno y los conocimientos a los que tenga acceso, así que es a través de la educación como un niño realmente puede aprovechar su potencial y obtener las capacidades necesarias para vivir en sociedad.
Según esto, se entiende que la educación es uno de los derechos más importantes de los niños, ya que les da herramientas para convertirse en personas independientes, capaces de enfrentar con autonomía el futuro y de hacer aportes que les permitan sentirse útiles y felices.
La educación ayuda a estructurar el pensamiento, desarrollar la creatividad, mejorar las habilidades comunicativas, establecer valores éticos, crecer en términos afectivos y estimular hábitos de integración social y de solidaridad, así que resulta preocupante que, según las cifras más recientes sobre el tema, de cada 100 niños colombianos en edad escolar el 20 por ciento no entre a un colegio, el 20 por ciento no finalice la primaria, el 10 por ciento no llegue a noveno grado y el 20 por ciento no alcance undécimo grado; lo cual quiere decir que solo el 30 por ciento de los niños termina sus estudios de bachillerato.
En Colombia, muchas causas se suman para aumentar la deserción escolar: la falta de recursos económicos, el trabajo infantil, el impacto del conflicto armado, el desplazamiento y la ignorancia de los padres. Según los estudios realizados sobre el tema, entre estos factores el que mayor influye en el hecho de que los niños abandonen el colegio es la carencia de recursos económicos suficientes para pagar la educación, los uniformes, los útiles escolares, el transporte y la alimentación.
A la hora de hacer cuentas, los padres de familia establecen prioridades y sacrifican la educación de sus hijos por necesidades que ellos consideran más apremiantes, como la alimentación, la ropa o la tranquilidad de tener un techo. En algunos hogares los niños no solo tienen que dejar de asistir a clases, sino que incluso deben empezar a contribuir con un aporte económico. De ahí surge el trabajo infantil y el reclutamiento de niños en filas guerrilleras.

Antipatía hacia el estudio
En muchas ocasiones la deserción escolar no es provocada por el sistema político y económico de Colombia, sino por la antipatía que sienten los niños por el estudio y la idea que tienen de que la educación no les servirá para nada. Los menores, especialmente aquellos que están entre los 12 y los 17 años, piensan que la educación no les aporta nada personalmente, se aburren con las tareas y los exámenes, y ni siquiera consideran que pasar por un colegio les dé instrumentos para aspirar a buenas condiciones laborales en un futuro.
Hoy en día la educación de un niño es todo un reto y ante la frustración que sienten los padres cuando su hijo no tiene un buen rendimiento académico y no le interesa estudiar, algunos recurren a castigar y lastimar al niño antes de detenerse a evaluar la situación y entender cuáles son las razones que se esconden detrás de ese desgano y apatía frente al estudio. En ocasiones, ese castigo físico y emocional prima como estrategia de educación, pero lo único que logran los malos tratos y las frases que descalifican es mermar la confianza de un niño que está en pleno proceso de crecimiento. Un estudiante con baja autoestima tiende a tomar opciones destinadas al fracaso que, a su vez, lo arrastran a experiencias desafortunadas que lo convencen aún más del concepto negativo que tiene de sí mismo. Este tipo de educación hace que el estudiante sea inseguro e indeciso.
También está el esquema educativo que llega al otro extremo, aquel en el que los padres no ponen límite alguno y satisfacen todos los deseos de sus hijos. Esta forma de educar también es perjudicial, pues lleva a que el estudiante desarrolle miedos, fobias y neurosis debido a su exagerado egocentrismo, lo cual le impide adaptarse a un grupo de clase. En otras palabras, cuando los padres no ejercen control alguno en casa, el niño, al llegar al ambiente de disciplina y responsabilidad del colegio, no se adapta o prefiere no asistir.
Otro modelo muy frecuente de educación hoy en día, que lleva a la deserción escolar, es que el niño ocupe sus ratos libres con actividades extras. Los menores acaban de llegar del colegio y ya tienen clase de francés, de inglés, de matemáticas y de lectura rápida, entre otras. Algunos tienen horarios tan extenuantes que los padres logran el efecto contrario al que buscan. En ese régimen el estudiante empieza a actuar de mala gana, hace las cosas por cumplir, aprende a odiar el trabajo intelectual y su actitud hacia padres y profesores se vuelve cada vez más defensiva y negativa.
En oposición a estos esquemas educativos está el de la motivación. Todos, pero especialmente los niños, necesitan que se les incentive para que encuentren razones para hacer las cosas con ganas e interés. No se trata de ofrecer recompensas y regalos, la idea es que los padres guíen a sus hijos para que ellos finalmente encuentren satisfacciones en el estudio y se den cuenta de los beneficios que pueden obtener de la educación.

Contra la deserción
Aunque no es posible enfrentarse a problemas como la inestabilidad económica o el desplazamiento forzado, hay medidas que los padres pueden tomar para que el estudio se vuelva más gratificante y enriquecedor para sus hijos, de tal forma que las cifras de deserción escolar no aumenten por el odio que sienten los niños hacia el estudio. Es importante tener en cuenta que, para llevar un proceso educativo coherente, las pautas deben ser compartidas por el padre, la madre y demás personas que intervienen en el trabajo escolar del niño.
El primer paso es que los padres demuestren interés en las actividades y responsabilidades de su hijo. Es difícil que el niño comprenda por qué debe prestar atención y dedicar tiempo a algo que no es importante para sus padres, y ese desinterés frena el entusiasmo por el trabajo escolar. Para que el niño se dé cuenta del interés de sus padres por lo que él hace se requiere:
  • La presencia activa de los padres en el colegio, no solo en la entrega de notas, sino en las reuniones de tipo social y lúdico. Es importante que asistan el papá y la mamá para compartir los triunfos y dificultades de su hijo.
  • Preguntar por las actividades que el niño realiza en el colegio. Hay que escucharlo y procurar no utilizar el trabajo y el cansancio como una excusa. Es conveniente acercarse a los profesores para pedir informes de su rendimiento académico y su desenvolvimiento. También es importante que ellos cuenten a los educadores los gustos, las cualidades, temores y habilidades del niño para facilitar la formación y educación del menor.
El segundo paso es ayudar al estudiante a creer en sí mismo, de lo contrario el proceso de aprendizaje se retrasará y el niño se verá obligado a desperdiciar buena parte de su energía en vencer barreras, lo cual le restará interés al estudio. Si los padres demuestran que aceptan a su hijo como es, con sus capacidades y limitaciones, le enseñarán a confiar en sí mismo. Estas son algunas sugerencias al respecto:
  • Estimular los trabajos o actividades que realiza el niño.
  • Motivarlo constantemente, lo cual implica: dar ánimo, impulsar, entusiasmar e interesar.
  • Enseñarle a dar un mayor valor al esfuerzo constante. Es importante que el niño aprenda a tener metas altas, pero alcanzables.
  • El niño es curioso por naturaleza, así que hay que proporcionarle los medios para que desarrolle su creatividad.
La importancia del orden
El orden es un factor clave para que el estudiante trabaje con juicio y atención. Por ejemplo, si su lugar de estudio es agradable y organizado, el niño sentirá que es más fácil estudiar y lo hará con mayor entusiasmo. En esa medida, es conveniente que en su casa tenga un espacio propio para hacer sus tareas y preparar sus exámenes. Además, ese lugar debe estar libre de fotos, juegos u otros elementos ajenos al estudio, pues pueden ser un factor de distracción; cuando el niño atiende a una sola actividad, rinde más y se fatiga menos.
Otra problema que lleva a que los niños se desmotiven es la dificultad que muchos tienen a la hora de organizar el tiempo. Cuando el estudiante no es capaz de repartir las horas de ocio y las de estudios, comienza a acumular trabajo y a incumplir con las tareas y obligaciones. Es conveniente que se establezcan rutinas, un horario fijo de comidas y un tiempo para las diversiones.
Al final, la educación no debe responder a la moda pedagógica, sino que se debe buscar la formación de un ser responsable, capaz de soportar las privaciones y disfrutar sin sentimientos de culpa. Por eso, la regla de oro es que todo extremo es perjudicial. Aunque es aconsejable no valerse continuamente de castigos ni tratar al menor con calificativos que denigran, también hay que evitar los premios y promesas exageradas.
De esta manera, el niño le irá encontrando el gusto al estudio y al colegio, y dejará de sentirse tentado a escaparse de clase o a abandonar por completo su educación.

A la hora de estudiar
  • Es importante que el niño adquiera un ritmo de estudio de lunes a viernes. El sábado y el domingo, las horas para hacer tareas deben ser más flexibles.
  • Es bueno que oiga música mientras estudia, pero debe ser instrumental y con un volumen moderado.
  • No es aconsejable que lea mientras come.
  • Debe dedicar más tiempo a las materias de mayor dificultad, pero sin restarle importancia a las que son más fáciles.
  • Dedique tiempo en las noches para ayudar a su hijo a alistar todo lo que se debe llevar al colegio al día siguiente.
  • Si el niño es muy pequeño y llega cansado de estudiar, permita que duerma un rato para que cuando despierte tenga ánimo para realizar sus tareas.
  • No amenace a los hijos con la pérdida de amor. Ante una amenaza, el menor podría responder temporalmente, pero en lugar de fortalecerse se sentirá más inseguro.




martes, 12 de abril de 2011

Descifrando el cerebro adolescente

Hay jóvenes que tienen 15 años y son muy maduros. Y otros que tienen 24 y parecen adolescentes de 12

¿CUÁNDO COMENZAMOS?



Pablo (17) cierra violentamente la puerta tras de sí y se aleja sin mediar explicación de la casa de sus padres. Desde hace un par de años que se pelea constantemente con ellos. Su última “pataleta” fue porque no acepta que le impongan una hora para volver del “carrete”, a pesar de que fue sorprendido manejando sin licencia, a exceso de velocidad y bajo la influencia del alcohol. Y de eso ha pasado sólo un par de meses. Es que se siente un adulto y considera que sus excesos son “gajes del oficio”. Así, con esa desfachatez, define sus alocadas noches junto a sus amigos, todos de la misma edad. Sus papás no entienden qué le ocurre. Nada parece importarle, ni siquiera el hecho de que, debido a su pobre desempeño en el colegio, es muy probable que ni siquiera consiga ingresar a la universidad. “No sé que hicimos mal, ¿en qué nos equivocamos?”, se lamenta Angélica, su madre.

Con profunda decepción alega que “su niño” no se conmueve con nada: “ni siquiera con la tremenda angustia que sentimos cuando se mete en problemas”. Lo que esta familia no ha considerado es un factor crucial tras el comportamiento de Pablo: la biología de su cerebro.
Por muchos años la ciencia estuvo convencida de que el cerebro del ser humano llegaba a su máximo desarrollo a los 12 años. Los conocidos ritos de iniciación en la mayoría de las culturas ocurrían a esa edad y la literatura sicológica -como los tratados de Piaget- colocaban esta etapa como el último peldaño en la evolución cognitiva. Algunos teóricos incluso llegaron a argumentar que la adolescencia era un invento de la era posrevolución industrial.
Pero con el avance en la exploración del cerebro, la ciencia está demostrando que todas esas actitudes que cualquier padre de adolescente resiente -estallidos emocionales, riesgos innecesarios o el constante afán por romper las reglas- tienen una base cerebral. El tema ha evolucionado a tal punto en Estados Unidos que el sistema penal está considerando a la adolescencia como un “atenuante”. Es que lo que comienza precisamente a los 12 años en la mente de los jóvenes es una verdadera tormenta emocional.
Agotados todo el día: su cerebro se está desarrollando. A los seis años de edad, el 90% del cerebro humano está desarrollado. El otro 10% tardará por lo menos hasta los 20 años en desarrollarse. Hasta los 12, sólo es crecimiento: las neuronas comienzan a expandir sus conexiones tal como un arbusto que extiende sus ramas, creando nuevos “caminos” para conectar las distintas áreas cerebrales. Es lo que se conoce como proliferación de la materia gris, clave para coordinar acciones motoras y sensoriales. Pero al llegar a los 12 años este proceso se detiene y comienza lo que se conoce como “poda cerebral”, que no es otra cosa que el desarrollo del 10% restante del cerebro. Esto es una suerte de “esculpido” del cerebro. El siquiatra Patricio Fischman explica: “Se van eliminando las conexiones que no se usan y quedan sólo las que se necesitan”. Por ello, la materia gris se va perdiendo a razón de 0,7% al año.
Al mismo tiempo, la mielina -una especia de grasa que recubre las conexiones nerviosas como el aislamiento de los cables eléctricos- se va engrosando, haciendo que la transmisión de las señales sea más rápida y eficiente. Con cada año que pasa, la mielina se vuelve más espesa, tal como los anillos de los árboles que van engrosando el tronco. Es aquí cuando empiezan a forjarse las habilidades más complejas, como la planificación, el razonamiento, el juicio y la toma de decisiones. Claro que todas ellas no llegan a su maduración completa, sino hasta pasado los 20 años de edad.
Todo esto requiere un profundo consumo de energía y, por ende, explica, algunos de los rasgos más habituales de los adolescentes: el permanente agotamiento en que viven y los problemas de aprendizaje que suelen surgir a los 12 ó 13 años. De hecho, son años que coinciden con los de mayor repitencia escolar. El 5,6% de los alumnos no logra pasar de curso entre séptimo y octavo básico.

ERRÁTICOS, ANTOJADIZOS E IMPULSIVOS
Para entender el comportamiento errático que suelen tener los adolescentes hay que tener en cuenta cómo se “ejecuta” esta poda cerebral. El proceso se va realizando desde la parte posterior del cerebro hacia adelante. Y es aquí dónde radica la clave: lo primero que madura son las áreas asociadas con las emociones y la afectividad (sistema límbico). Por eso, los adolescentes procesan toda la información que reciben en esa zona, explica el doctor Francisco Aboitiz, profesor del Laboratorio de Neurociencia Congnitiva del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Católica. Es decir, sus actos no consideran aspectos racionales sino meramente emocionales. Eso es lo que los lleva a correr riesgos que los adultos pensarían dos veces antes de tomar, como conducir ebrios o a exceso de velocidad después de robar las llaves del auto del papá sin importarles las consecuencias. Están siempre buscando experiencias que les provoquen emociones intensas.
Antes de los 20 años, la parte del cerebro relacionada con el juicio, la toma de decisiones y el control de los impulsos (corteza prefrontal) aún no se ha desarrollado. Esa área puede definirse como el “gerente general del cerebro”, dice Fischman. “Es como si todo el cerebro fuera una empresa y en esta etapa las decisiones las tomaran los mandos inferiores, incapaces de coordinar el conjunto del negocio”. “Los científicos y el público en general atribuían las malas decisiones de los adolescentes a los cambios hormonales. Pero una vez que comenzaron los análisis sobre cambios cerebrales, podemos asegurar que la parte del cerebro que hace a las personas más responsables aún no ha terminado de madurar”, dice a la revista Time, Elizabeth Sowell, neurocientífico de la Universidad de California. Esto hace, además, que los adolescente exhiban un pensamiento lineal, es decir que se enfocan en sólo un aspecto determinado de un problema. Son incapaces de ver las aristas y mirar al conjunto para tomar sus decisiones.

REACCIONES VIOLENTAS
Las hormonas, sin embargo, siguen siendo una parte importante en la historia de la adolescencia. En la pubertad, los ovarios y testículos liberan estrógenos y testosterona en el torrente sanguíneo, estimulando el desarrollo del sistema reproductivo, causando el brote del vello, generando estragos en la piel y modelando un cuerpo de adulto. Recientes descubrimientos, sin embargo, muestran que las hormonas sexuales también inciden en el cerebro, directamente sobre químicos cerebrales que regulan el estado de ánimo y excitabilidad. Eso, por una parte. Pero también entra en escena nuevamente la zona cerebral que controla las emociones, específicamente una parte llamada amígdala, que sirve para discriminar las emociones.
Si una discusión aparentemente leve en la calle puede parecerles una guerra campal o el regaño de sus padres por las malas notas es leído como una descalificación que los hiere profundamente, se debe a que en los adolescentes la amígdala está más activa, por lo que no son capaces de identificar bien las emociones en las otras personas y sobrerreaccionan.
Una prueba realizada en la Universidad de Harvard lo deja claro: se pidió a grupos de adolescentes y adultos que miraran determinadas fotos y reconocieran la emoción de los rostros. Mientras los adultos cometiron muy pocos errores en asociar el gesto de la foto con la emoción que correspondía, los menores tendían a confundir las expresiones de miedo con enojo y la tristeza con la hostilidad.
Como la amígdala fue una de las primeras áreas que evolucionaron en el cerebro humano, es fundamental para responder ante el peligro: es la que da la orden de pelear o escapar. Con el paso de los años la zona racional comienza a moderar esta respuesta, ajustándola a las circunstancias. Pero como el adolescente aún no la tiene desarrollada, tiende a reaccionar en forma persecutoria y con una violencia excesiva ante hechos que no lo ameritan.

¡LO QUIERO AHORA!
¿Le cuesta convencer a su adolescente que deje el sofá y la televisión y se ponga a hacer sus tareas? Para esa “flojera” que suele irritar a los adultos puede culpar al centro de recompensa del cerebro (estriado ventrial), ubicado en la parte posterior. Las imágenes cerebrales han revelado que este sector está mucho más activo en la adolescencia, haciendo que los jóvenes actúen como si los gobernara una suerte de “imperiosa necesidad” por obtener satisfacciones rápidas. Por ello, nada que no signifique una gratificación inmediata los motivará a persistir. Mucha emoción y poco esfuerzo. Ese es el mandato de la adolescencia. Por ello, la recomendación de los expertos es clara: las instrucciones que se les den deben apelar a beneficios inmediatos. Eso será más efectivo que plantearles ventajas a largo plazo.

¿NUNCA SE DUERME?
Persuadir a un adolescente para ir a la cama y levantarse en un horario razonable es otro asunto complicado de la vida cotidiana. Pero también tiene una explicación cerebral: al retroceder la luz del día una glándula (pineal) ubicada en la base del cerebro es la encargada de producir una sustancia química (melatonina) que ordena al cuerpo prepararse para dormir. Diversos estudios han demostrado que en los adolescentes este proceso toma más tiempo.

por Ricardo Acevedo Post Anteriores:
Adolescentes y normas de los padres
Sistema Nervioso y Aprendizaje
Las escuelas que tenemos
Niños comparten desde los siete años
Las mejores ciudades para criar hijos

viernes, 8 de abril de 2011

Tips para ser más efectivos

Conteste cada respuesta con un sí o un no. 
Contabilice la cantidad de “sí” respondidos.

Su hijo adolescente...

1. ¿Se rebela contra las reglas del hogar?

2. ¿Ha sido frecuentemente sancionado, amonestado, o expulsado durante su etapa escolar?

3. ¿Suele agredir verbalmente?

4. ¿Se junta con otros adolescentes rebeldes?

5. ¿Ha perdido el interés en la práctica de su deporte, actividad o hobbie favorito?

6. ¿Tiene dificultades para cumplir sus tareas escolares?

7. ¿Ha tenido problemas por violar leyes ciudadanas?

8. ¿Suele contestarle mal, provocando que usted se sienta obligado a no pronunciar ciertas frases o palabras que pudieran alterar el ánimo de su adolescente?

9. ¿Podría tener problemas para finalizar el secundario?

10. ¿Tiene un aspecto depresivo?

11. ¿No cuida su higiene personal?

12. ¿Suele tener un comportamiento violento?

13. ¿Es manipulador y mentiroso?

14. ¿Parece falto de iniciativa y motivación?

15. ¿En determinadas ocasiones se comparte en forma deshonesta con usted?

16. ¿Tiene un comportamiento sexual promiscuo?

17. ¿Ha manifestado acciones que sugieran ideas de suicidio?

18. ¿Posee dinero u objetos valiosos sin que este clara la forma en que los consiguió?

19. ¿Podría poner en juego su seguridad personal?

20. ¿Está constantemente de mal humor?

21. ¿Parece carecer de autoestima y valor en sí mismo?

22. ¿No es una persona en la que usted pueda confiar ciegamente?

23. ¿Tiene problemas en respetar la autoridad?

24. ¿Realiza actividades que usted no aprueba?

25. ¿Podría estar consumiendo drogas o alcohol?

26. ¿Lo preocupa acerca de sus posibilidades futuras de inserción en la sociedad?

27. ¿Suele oponerse a los valores de su familia?

28. ¿Constantemente desafía cualquier tipo de reglas, cualesquiera que estas sean?

29. ¿Lo tiene agotado por estas actitudes?

30. ¿Lo hace sentir impotente cuando usted intenta cambiar sus actitudes?

Contabilice las respuestas afirmativas. Estas son nuestras recomendaciones para la cantidad de “sí” acumulados:

18 o más respuestas afirmativas: Alto riesgo. ¡Consiga ayuda ya mismo! Hable con un psicólogo sobre estas dificultades y sus posibles formas de solución.

Entre 9 y 17 respuestas afirmativas: En el límite. Puede resolver los problemas ajustando los límites de la convivencia familiar. Sin embargo, no debe descartar la posibilidad de iniciar un tratamiento psicológico.





Ser padre o madre es el trabajo más difícil del mundo, ya que los niños no nacen con manual de instrucciones.

Esto quiere decir, que la mayoría de los padres aprenden a serlo aplicando estrategias por ensayo-error, hasta que dan con aquellas que les funcionan mejor. De modo, que es importante hacer una revisión de los últimos 12 meses, pero no hay que machacarse si parece que lo podíamos haber hecho mejor.

A continuación se presenta una lista de propósitos para que cada padre y madre elija aquellos a los que sientan que deben prestar más atención para que desarrollen su rol de progenitor de forma más efectiva:

1. Se más consistente:

Esto quiere decir que debes establecer límites consistentes, incluso para los adolescentes, aunque haya que estar dispuestos a negociar y ceder un poco de terreno.

Cuando se niegan a cooperar o romper las reglas, actúa con calma y razonablemente, en lugar de recurrir a medidas severas para "enseñarles una lección".

2. Evita regaños, gritos y recordar constantemente que cooperen

A veces es mejor callarse que darles la lata constantemente. Ya que sólo prestan atención a lo que ellos quieren.

3. Concéntrate en el comportamiento apropiado

Si continuamente estás señalando la mala conducta de tus hijos y ves que no te hacen ni caso, trata de ignorar las conductas inadecuadas tanto como sea posible.

Esfuérzate por desarrollar el hábito de atraparlos “portándose bien". Al igual que los adultos, responden mejor a los comentarios favorables y es probable que terminen portándose bien, sólo para llamar nuestra atención.

4. Anima persistentemente

Se ha estimado que escuchan aproximadamente 17 comentarios negativos en casa por cada muestra de alabanza o de aliento. La crítica continua puede tener efectos desastrosos sobre la autoestima. Así que esfuérzate en celebrar sus logros.

5. Pasa más tiempo con la familia

En la sociedad actual, en la que los dos padres trabajan y los chicos están ocupados con el colegio y las actividades extraescolares, encontrar el tiempo para que todos puedan estar en casa juntos es cada vez más difícil.

Por eso es importante dedicar al menos media hora al día para compartir experiencias, pero que sea de calidad, no frente al televisor, ni mientras haces la compra del supermercado.
6. Tómate un descanso de vez en cuando y dedícate a ti mismo o a ti misma

Tomarse algo de tiempo para uno mismo es una necesidad más que un lujo. Para ello, puedes reorganizar las tareas domésticas, solicitar la ayuda de tu pareja, familiares, o amigos.

7. Pasa tiempo con tu pareja

No importa si se trata de un fin de semana romántico o simplemente quedar para tomar un café juntos una vez a la semana, pero eso sí, en ese tiempo trata de no hablar de los hijos.

8. Deja de echarte la culpa por todo

Seamos realistas, los padres pueden encontrar un montón de motivos para sentirse culpables, ya sea por dejarlos solos o al cuidado de otras personas o por demasiado castigo.

No se trata de que te vuelvas un irresponsable, sino de que aceptes que estás aprendiendo a ser padre o madre con la práctica diaria, y cuando uno aprende, se equivoca.

9. Controla el tiempo que la televisión permanece encendida en casa

Si siempre está encendida, es hora de que establezcas una serie de límites para su uso. Diez horas por semana es una pauta razonable. Además, prueba a tener una noche libre de televisión y que ellos realicen propuestas para hacer otras cosas.

10. Comprueba el uso que tus hijos hacen de la computadora

Las computadoras tienen más potencial educativo que la televisión, pero lellos las utilizan sobre todo para jugar, a menos que reciban la asistencia y la dirección de los padres.

Así que de vez en cuando pregúntale a tu hijo sobre el último programa educativo que ha utilizado o pídele que te muestre sus avances con él.

11. Evita convertirte en el salvavidas

Evita hacer cosas como pagar por él las multas de la biblioteca o realizar a escondidas una tarea del hogar que tu pareja le encomendó. Este tipo de conductas no ayudan a tu hijo, sino que le privan de la oportunidad de desarrollar su independencia y su autonomía personal.

12. Adopta una perspectiva sana acerca de la conducta

Independientemente de cómo sea la conducta, si estás esforzándote en controlar la situación terminarás consiguiéndolo. Es sólo cuestión de tiempo.

Después de leer esta lista de propósitos seguro que has hecho una reflexión de tus habilidades educativas como padre o madre. Es verdad que todas son deseables, pero no te obsesiones con convertirte en un padre perfecto, en vez de eso, trata de llegar a ser un padre o madre que aprende mientras educa a sus hijos.


Uno de las tareas más importantes (y complicadas) de los padres de adolescentes es mantener siempre abiertas las vías de comunicación. Aquí ofrecemos algunos consejos sobre cómo comunicar con hijos adolescentes.
Dar mensajes claros. Es un error decir a la misma cosa "no" un día y "sí" otro día a tu hijo adolescente, salvo que las circunstancias han cambiado. Dar mensajes claros ayuda a crear una base de confianza, fomenta el buen comportamiento y ayuda a bajar los niveles de estrés en una familia
Aprender a escuchar y responder con respuestas que incentivan la comunicación y eviten que tu adolescente salga del salón de un portazo. Emplear un tono positivo y utilizar lenguaje corporal afirmativo mientras hablas
Tratar con el mismo grado de respeto a tu hijo adolescente con el que esperas que te trate a ti. No le insultes nunca, no le ridiculices tampoco.
Dar mensajes afirmativos. Cada vez que se presente la ocasión, recordarle que le quieres. Cuando se ha arreglado, dile que esté muy guapo. Cuando ordena su habitación sin que se lo hayas pedido, coméntaselo de tal forma que se sienta orgulloso (aunque no te lo vaya a demostrar)
No pierdes el genio y no grites. Si empiezas a gritar, la capacidad receptiva de tu adolescente se bajará a cero. Hay momentos en los que tod@ adolescente cree que sus padres no le comprenden, que le hacen la vida imposible. Y cuando gritamos por frustración o rabia, solo conseguimos alejarles más. Si crees que vas a perder los papeles, suspende la conversación para retomarla en un momento en el que has logrado sobreponerte
Ser preciso y dar detalles sobre lo que esperas de tu hijo. Puedes escribir un planning y pegarlo en la nevera como recordatorio. Siempre es bueno escribir sobre papel reglas y acuerdos importantes, porque asi ambas partes pueden consultar el papel cuando surja una confusión sobre una norma específica
No ningunear nunca a tu hijo cuando estás enfadado o triste. Si algo que hace o dice te enfada o entristece de sobremanera, dile que no estés en condiciones de seguir una conversación antes de alejarte. Es peligroso ignorarle o dejar de hablarle y seguir tan normal con otros miembros de la familia, porque solo conseguirás distanciarle cada vez más
Evitar decir "porque lo digo yo". Explica tus razones de forma tranquila a tu hijo. Los adolescentes saben que la última palabra la tendrán sus padres, pero es importante que sepan por qué les pedimos que hagan algo que no quieren hacer, o por qué les prohibimos ciertos actitudes.
Iniciarle en una conversación, no entres en un monólogo. Termina tus frases con otra que invite a la comunicación:
* ¿Qué piensas tu?
* Parece muy importante para tí, intenta explicarme por qué
* Buena pregunta, intentaré contestar
* Me interesa mucho conocer tu opinión
* ¿Comprendes lo que te intento explicar?
* ¿Quieres hablar?
Lograr una coherencia entre lo que predicas y lo que practicas. Es importante dar ejemplo para tener credibilidad
Evitar frases negativas que más bien logran todo lo contrario, como por ejemplo:
* Si vuelves a decir eso te....
* Me trae sin cuidado qué hace tus amigos
* No vengas llorando a mí se te sale mal
* No te creo
* No comprendes nada
* Pregúntaselo a tu madre/padre
Escuchar con atención a tu hijo cuando te habla. No hagas otra actividad mientras, y si estás haciendo algo cuando empiece, para. Mira a tu adolescente, escucha y ofrece un comentario cuando termine.
Organizar actividades conjuntas, a veces con toda la familia, a veces solos. Excursiones, comidas, una cena fuera, vacaciones.... Si tu adolescente no quiere pasara todas las vacaciones con la familia, intenta buscar una solución y ayúdale a encontrar la manera de pasar tiempo con sus amigos y tiempo con su familia.







1. ¿Como Piolin puede mantener el equilibrio en su columpio con esa tremenda cabezota?

2. Si Popeye y Olivia son solteros y nunca tuvieron relaciones .. .¿de donde diablos salió Cocoliso y porqué se parece tanto a ambos?

3. Por qué el Coyote si tenia plata para comprar miles de mariqueras ACME para atrapar al corre-caminos, ¿Nunca se compró un pollito asado con papitas fritas y 1 birrita?

4. ¿Por qué Superman, Batman, y todos en el Salón de la Justicia llevaban los calzoncillos encima de los pantalones?

5. Conociendo el efecto de las espinacas de Popeye... son realmente espinacas? ¿No será alguna hierba extraña?

6. ¿Que clase de sustancia psicotrópica toman los siete enanitos, para que después de 20 horas de trabajo salgan de la mina cantando, bailando y felices los desgraciados?

7. ¿No creen que la Pantera Rosa fue la primera expresión de la cultura gay que se transmitió masivamente?. La Pantera Rosa...¿era el o ella?

8. ¿Por qué Caperucita Roja tuvo que pedir tantas pistas para darse cuenta que su abuela era en realidad el Lobo?

9. Si Pluto es un perro, ¿que es Tribilín? ¿Un engendro genético?, Una mutación? ¿Pluto es un perro de color naranja?. Si Mickey es su amo... que ratón más grande!

10. ¿Por qué todos los personajes de Disney llevan guantes blancos y tienen cuatro dedos? ¿Es acaso un mensaje subliminal que confirma la vida extraterrestre?

11. ¿Cómo puede el abuelo de Heidi mantener un chalet en los Alpes Suizos, con la pensión que cobra un jubilado?

12. ¿Porqué a Hulk se le rompe toda su ropa excepto los pantalones?

13. ¿Por qué los archi-villanos quieren destruir el mundo? ¿Dónde piensan vivir después?




El privilegio de ser padre y madre
Srila B.A. Paramadvaiti Swami, secretario de la WVA en la India (World Vaishnava Association), líder de la Misión Vrinda en India y el mundo entero;representante de la Gaudiya Vaisnava en la cumbre de religiones organizada por el mismo Vaticano. Es maestro de parrocos, reyes, alcaldes, empresarios, y un sin numero de personas que practican el Yoga y la Meditación.