LA PERSONALIDAD
Generalidades
1.1. Definición
Muchas son las definiciones que se han dado de la personalidad y a pesar de todos los estudios, no se ha logrado precisar con exactitud.
Generalmente las definiciones dadas se clasifican dentro de tres tendencias:
1. Considerar la personalidad como efecto exterior que una persona causa en los demás.
2. Definirla por su esencia y estructura.
3. Considerarla como algo operacional: por las operaciones que produce.
No existen definiciones correctas o incorrectas, sino más o menos adecuadas para los objetivos que se pretenden. En nuestro caso vamos a adoptar la definición de W. Allport, "Personalidad es la organización dinámica, en el interior del individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta y su pensamiento característicos."
Esta definición indica: la personalidad es de naturaleza cambiante: organización dinámica. que es algo interno, no de apariencia externa, que no es exclusivamente mental, ni exclusivamente neurológica sino que su organización exige el funcionamiento de mente y cuerpo como unidad, que los sistemas psicológicos son tendencias determinantes que dirigen y motivan la acción, que la conducta y el pensamiento son característicos de cada individuo, y que en ellos se refleja su adaptación al ambiente, a la vez que son formas de acción sobre él.
Aunque Allport en su definición no señala ningún sistema concreto, como aclaración que puede ayudar a comprenderla mejor, señalaremos algunos sistemas a los que él se refiere: costumbres, sentimientos, rasgos, creencias, expectativas, estilos de conducta, constitución física, sistema glandular y nervioso.
En la génesis de toda personalidad se encuentran elementos de origen hereditario y elementos de origen ambiental.
La herencia proporciona una constitución física y una dotación genética, mediante las cuales se va a captar el mundo y a responder ante él.
El ambiente proporciona elementos de interpretación, pautas para dar significado a los estímulos, y determinar formas de respuesta.
La influencia simultánea de lo hereditario y lo ambiental a través del tiempo y del espacio, van dando origen y determinando la personalidad.
El individuo no nace con una personalidad determinada, sino con cierta dotación que condicionará, en parte, el desarrollo posterior. La personalidad se conquista, se hace, se construye. Las condiciones heredadas se complementan y transforman a través de la experiencia, el aprendizaje, la educación, el trabajo, la fuerza de voluntad, la convivencia y el cultivo de la persona.
Podemos decir entonces que la Personalidad es la suma de total de todas las disposiciones biológicas, impulsos, instintos hereditarios más las disposiciones adquiridas.
La Personalidad como organización dinámica cambia con la edad, la profesión u ocupación
Del sujeto su situación vital, cambios en su medio ambiente etc.
La personalidad es nuestro ser global lo que somos y lo que podemos ser, el carácter es una expresión externa de esa individualidad o configuración particular que es cada personalidad.
1.2. Aspectos Fundamentales de la personalidad
Al tratar de explicar qué es la personalidad, indicábamos que contiene elementos de origen hereditario y ambiental. Estos elementos o factores constitutivos de la personalidad son:
* La constitución física
* La temperamento
* La inteligencia
* El carácter moral
Todo ser humano al nacer posee una personalidad "potencial", en cuanto a que tiene los elementos básicos de la misma. Esta potencialidad comenzará a ser realidad cuando se inicie el desarrollo de ciertas características y capacidades, como trabajo intelectual, creatividad, conducta intencional y valores éticos, entre otras, que indican que los diversos elementos de la personalidad están funcionando con cierto nivel de organización.
Y se puede hablar de personalidad estructurada cuando el individuo logra dinamizar de forma integrada y con autonomía estos aspectos básicos, lo que le llevará a tener una conducta y un pensamiento característicos.
Una personalidad estructurada dará origen a una identidad firme y sólida.O en otros términos el logro de una identidad personal requiere haber conformado una personalidad estructurada adecuadamente en sus aspectos esenciales.
1.3. Rasgos de la personalidad
No son más que las disposiciones persistentes e internas que hacen que el individuo piense, sienta y actué, de manera característica.
* Teoría de los rasgos.
Los teóricos de los rasgos rechazan la idea sobre la existencia de unos cuantos tipos muy definidos de personalidad. Señalan que la gente difiere en varias características o rasgos, tales como, dependencia, ansiedad, agresividad y sociabilidad. Todos poseemos estos rasgos pero unos en mayor o menor grado que otros.
Desde luego es imposible observar los rasgos directamente, no podemos ver la sociabilidad del mismo modo que vemos el cabello largo de una persona, pero si esa persona asiste constantemente a fiestas y a diferentes actividades, podemos concluir con que esa persona posee el rasgo de la sociabilidad.
Los rasgos pueden calificarse en cardinales, centrales y secundarios.
* Rasgos cardinales:
Son relativamente poco frecuentes, son tan generales que influyen en todos los actos de una persona. Un ejemplo de ello podría ser una persona tan egoísta que prácticamente todos sus gestos lo revelan.
* Rasgos Centrales:
Son más comunes, y aunque no siempre, a menudo son observables en el comportamiento. Ejemplo, una persona agresiva tal ves no manifieste este rasgo en todas las situaciones.
* Rasgos secundarios:
Son atributos que no constituyen una parte vital de la persona pero que intervienen en ciertas situaciones. Un ejemplo de ello puede ser, una persona sumisa que se moleste y pierda los estribos.
La personalidad es el sello distintivo de cada ser humano, formada por la combinación de rasgos y cualidades distintos.
Independientemente de las definiciones que han formulado los expertos a lo largo del tiempo, podemos destacar una serie de características en la personalidad.
1. Consistente. Puesto que la personalidad es un rasgo distintivo de cada persona, éste permanece relativamente estable a lo largo del tiempo, influyendo en su comportamiento. Esto no evita que el individuo pueda cambiar su comportamiento debido a factores ambientales o a las necesidades experimentadas.
2. Diferenciadora. La personalidad permite identificar a cada individuo como un ser único. Esta característica se traduce en las distintas reacciones que pueden tener las personas ante un mismo estímulo. La personalidad es única por ser una combinación de factores internos, pero si queremos utilizarla como criterio de segmentación, se pueden destacar uno o varios rasgos comunes.
3. Evolutiva. Aunque la personalidad es un rasgo consistente, puede variar a largo plazo por la interacción con el medio, por las experiencias vividas por el individuo o simplemente, a medida que el individuo va madurando.
4. No predictiva. La personalidad es una compleja combinación de características y comportamientos que hacen difícil la predicción de la respuesta de los consumidores a los estímulos sugeridos.
1.4. Las cinco grandes categorías de la personalidad
a. Extroversion:
Locuaz, atrevido, activo, bullicioso, vigoroso, positivo, espontáneo, efusivo, enérgico, entusiasta, aventurero, comunicativo, franco, llamativo, ruidoso, dominante, sociable.
b. Afabilidad:
Calido, amable, cooperativo, desprendido, flexible, justo, cortés, confiado, indulgente, servicial, agradable, afectuoso, tierno, bondadoso, compasivo, considerado, conforme.
c. Dependencia:
Organizado, dependiente, escrupuloso, responsable, trabajador, eficiente, planeador, capaz, deliberado, esmerado, preciso, practico, concienzudo, serio, ahorrativo, confiable.
d. Estabilidad emocional:
Impasible, no envidioso, relajado, objetivo, tranquilo, calmado, sereno, bondadoso, estable, satisfecho, seguro, imperturbable, poco exigente, constante, placido, pacifico.
e. Cultura o inteligencia:
Inteligente, perceptivo, curioso, imaginativo, analítico, reflexivo, artístico, perspicaz, sagaz, ingenioso, refinado, creativo, sofisticado, bien informado, intelectual, hábil, versátil, original, profundo, culto.
Los trastornos de la personalidad
Una personalidad mal formada tiene efectos sobre las emociones, el pensamiento, el comportamiento y las relaciones
Los trastornos de la personalidad son una patología que afecta a entre el 5% y el 15% de la población. Se dan tanto en hombres como en mujeres e impiden que la persona se adapte a su entorno y generan un importante sufrimiento psicológico. Los primeros síntomas se dan durante la adolescencia o al inicio de la edad adulta. A pesar de que entre la comunidad científica predomina la idea de que su origen se debe a una suma de factores biológicos y ambientales, muchos especialistas consideran que la raíz de estos trastornos hay que buscarla en la infancia. Su tratamiento se realiza, por norma general, con una combinación de psicofarmacología y psicoterapia.
La personalidad: la manera de ser
La personalidad es la forma reconocible por uno mismo y por los demás de comportarse y relacionarse con el entorno, la columna vertebral sobre la que se construye toda la vida psicológica. El sufrimiento que generan los trastornos de la personalidad no tiene que ver con circunstancias externas sino que deriva, precisamente, de que la estructura básica no está bien formada. La personalidad se tambalea y la mayor parte de los ámbitos de la vida de la persona se ven afectados: las emociones, el pensamiento, el comportamiento y las relaciones.
Por este motivo, para diagnosticar un trastorno de la personalidad es necesario descartar que haya factores externos (divorcio, consumo de drogas u otros trastornos) que expliquen los problemas psicológicos. A pesar de que se trata de una patología muy frecuente, no es tan conocida como la depresión o la ansiedad, cuya incidencia en la población es mucho menor. Este desconocimiento provoca que muchas personas sufran un trastorno de la personalidad sin saberlo.
"Creo que hay muchas personas con trastorno de la personalidad que están sin diagnosticar y que, de manera clara, llevan una vida de no adaptación al medio", según Elisabeth Sogorb, psicóloga especializada en el trastorno límite de la personalidad en la Fundación ACAI-TLP. Aunque no reciban tratamiento, la intensidad de estos trastornos suele disminuir con la edad. Por otro lado, la prevalencia es mayor en ambientes marginales y de desintegración social, y cuando se mejoran las condiciones en estas zonas, las cifras disminuyen.
Características generales
Hay algunos trastornos de la personalidad graves, como el trastorno límite y el trastorno narcisista
Los afectados manifiestan una serie de comportamientos y sentimientos rígidos y desadaptativos que les generan sufrimiento psicológico y problemas en sus relaciones personales. Esta forma de actuar es duradera y no se limita a episodios concretos de su vida. Las primeras señales, a menudo, se observan ya al final de la infancia o durante la adolescencia; y se prolongan durante la madurez. Estas personas creen que su forma de ser es inevitable. Aseguran que, muchas veces, intentan cambiar pero sienten que ello no depende de su voluntad; consideran que son así, que es su forma de ser.
Actualmente, predomina la idea de que su origen se debe a una suma de factores biológicos y ambientales. De todos modos, muchos expertos consideran que la raíz de estos trastornos hay que buscarla en la infancia.
"Lo principal son los primeros vínculos del bebé con el entorno: padre y madre. Si se crea un buen apego, la personalidad se puede formar con confianza y se pueden generar buenos relaciones también con el exterior y con las personas de fuera de la familia (colegio, amigos, etc.). Aunque las causas son múltiples: hay aspectos biológicos y genéticos que hacen que la persona sea más vulnerable a padecer un trastorno de la personalidad, ya sea por su extrema sensibilidad o porque es muy reactiva. Y si, además, se forma en un ambiente no contenedor, desestructurado, que no entiende su sensibilidad, se puede producir un trastorno de la personalidad", explica Elisabeth Sogorb.
Diagnóstico reciente
No es extraño que estos trastornos sean poco conocidos, porque se empezaron a estudiar hace treinta años, esto es poco tiempo en términos de historia de la ciencia. "Antes no se hablaba de trastorno de la personalidad, sino de personalidad psicopática", explica Joan Romeu, psiquiatra y neurólogo. "De esta manera, se definía a las personas que no sufrían un trastorno mental pero que tenían algunos rasgos psicopatológicos", añade. Da la impresión de que cada vez se diagnostican más trastornos de la personalidad, pero tiene que ver con el aumento de la esperanza de vida.
La esperanza de vida es mayor y hay más tiempo de sufrir más enfermedades. Además, la población ha aumentado mucho. Algunos trastornos de la personalidad se pueden considerar como formas menos graves de otras enfermedades mentales. Por ejemplo, es el caso del trastorno esquizotípico de la personalidad y el trastorno esquizoide de la personalidad. Son menos graves que la esquizofrenia pero comparten algunos rasgos con ésta.
Lo mismo sucede con el trastorno de la personalidad obsesiva-compulsiva y el trastorno obsesivo-compulsivo. De todos modos, cabe remarcar que hay algunos trastornos de la personalidad especialmente graves, "como el trastorno límite de la personalidad y el trastorno narcisista de la personalidad", apunta Romeu.
Tipos de trastornos de la personalidad
Hay numerosos trastornos de la personalidad con importantes diferencias entre ellos. El DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), que emplean la mayoría de los psiquiatras y psicólogos, los divide en tres ejes o grupos:
Grupo A (trastornos raros o excéntricos)
* Trastorno esquizoide: personas que no necesitan a los demás. Son fríos e introvertidos. Viven muy aislados. Este trastorno comparte muchos rasgos con la esquizofrenia pero es menos grave. Tiene mal pronóstico porque es difícil que la persona que lo sufre se vincule a un tratamiento.
* Trastorno esquizotípico: las personas que lo padecen tienen relaciones personales muy pobres. Además, se comportan y hablan de una forma rara, tienen ideas alejadas de la realidad, son un poco paranoicos. No hay que confundir este trastorno con la esquizofrenia, porque los esquizotípicos están mucho más conectados con la realidad y no tienen alucinaciones.
* Trastorno paranoide: los afectados interpretan casi siempre las conductas de los demás como malintencionadas. Son personas muy desconfiadas, irascibles y suspicaces. Intentan comportarse de forma fría y distante con los demás porque tienen miedo de que éstos descubran sus presuntos puntos débiles y se aprovechen de ellos.
Grupo B (trastornos dramáticos, emocionales o erráticos)
* Trastorno antisocial: personas sin respeto por las normas sociales o los derechos de los demás. Muchas caen en la delincuencia. Tampoco tienen ningún sentimiento de culpa. Está considerado como uno de los trastornos de la personalidad más difíciles de tratar porque la persona que lo sufre difícilmente reconocerá que tiene un problema. Antiguamente, eran conocidos como "psicópatas". Es frecuente que durante la niñez sufrieran algún tipo de abandono emocional.
* Trastorno límite: uno de los trastornos de la personalidad más graves porque presenta una alta tasa de suicidio. Se caracteriza por inestabilidad emocional, impulsividad, autoagresiones, intentos de suicidio, sentimientos crónicos de vacío y miedo al abandono real o imaginario. Afecta a tres mujeres por cada hombre. Las personas que lo sufren suelen caer en conductas de riesgo como promiscuidad o consumo de drogas. Algunos estudios señalan que es frecuente que hayan sufrido algún tipo de abuso sexual durante la infancia.
* Trastorno histriónico: los histriónicos actúan de una forma muy exagerada y dramática porque quieren llamar la atención. Pueden ser personas perfectamente integradas, con muchas relaciones sociales, con éxito laboral. Son seductores, están muy pendientes de lo que los demás piensan de ellos, necesitan ser el centro de atención, son muy expresivos y exagerados con las emociones (los demás suelen tener la sensación de que son muy afectados) y cambian de estado emocional de forma muy rápida en función de sus intereses.
* Trastorno narcisista: los narcisistas tienen fantasías de grandiosidad y éxito, necesitan llamar constantemente la atención, no pueden empatizar con los demás, necesitan su admiración y son muy pretenciosos y soberbios. Son muy sensibles al fracaso y la crítica. Esperan ser admirados. Y, si no se sienten así, creen que les envidian. Este trastorno puede ser muy grave y es muy difícil de tratar.
Grupo C (trastornos ansiosos o temerosos)
* Trastorno dependiente: quienes lo sufren necesitan de manera desesperada a los demás para satisfacer sus necesidades psicológicas, incluso para tomar las decisiones más sencillas y tienen mucho miedo a ser abandonados. No les gusta sentirse solos. Es uno de los trastornos de la personalidad más habituales.
* Trastorno por evitación: la característica principal es un patrón general de inhibición social y de sentirse inadecuado o fuera de lugar. Sufren por su aislamiento. Los afectados son muy sensibles a las opiniones que los demás tienen de ellas. Pero no responden con rabia si sienten rechazadas, sino que optan por la sumisión. Necesitan gustar a los demás, tienen pánico a hacer el ridículo y evitan el contacto social en la medida de lo posible. Este trastorno se parece mucho a la fobia social, por lo que a veces es difícil de diagnosticar.
* Trastorno obsesivo-compulsivo: estas personas están muy preocupadas por las reglas, el orden y el control. Tienen muchas dudas y preocupaciones y son muy perfeccionistas, escrupulosos y obstinados. Se quejan de que se sienten invadidos por pensamientos que no pueden controlar. Se da con más frecuencia en los hombres. Suelen mejorar de forma más rápida y evidente que el resto de los trastornos de la personalidad.
CÓMO SE TRATAN
En un buen número de casos, los tratamientos de los trastornos de la personalidad son una combinación de psicofarmacología y psicoterapia. Hay síntomas que responden muy bien a los psicofármacos. Por ejemplo, algunos antidepresivos son adecuados para los síntomas obsesivos típicos del trastorno de la personalidad obsesiva-compulsiva. Asimismo, en las personas esquizotípicas se utilizan antipsicóticos. Por otro lado, en muchos de estos trastornos son habituales los síntomas ansiosos o depresivos, por lo que se prescriben ansiolíticos o antidepresivos.
En todo caso, la mayoría de los expertos coinciden en la importancia de realizar algún tipo de psicoterapia para mejorar el problema de base: la personalidad. Elisabeth Sogorb señala que "los tratamientos de estos trastornos son, sobre todo, psicológicos, ya que lo que se ha de cambiar del paciente es su forma de estar en el mundo, de relacionarse con las personas y con ellos mismos. Lo principal es la terapia psicológica que reciba el paciente, sea de orientación psicoanalítica o de cognitivo-conductual. Lo más importante es que el paciente se sienta cómodo con el terapeuta y que confíe en él para poder trabajar".
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